jueves, 22 de septiembre de 2016

Diario de una enfermera.

Diario de una enfermera. A modo de Poesía. Autora: Isla Correyero.
Galardonada con el premio de poesía Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina” en 1995.
Ed. Huerga y Fierro, 1996. Madrid

Narra de manera poética, su trágica experiencia hospitalaria, su vivencia personal como consecuencia del ingreso en el hospital de  su padre que había enfermado, su estancia y finalmente su muerte. A él dedica de manera especial la obra.
Cubiertas de la edición..
Edición en rústica con 96 páginas.

Subo aquí un par de el poemas, en el segundo, la autora explica sus motivos y dedicatoria:

29 de mayo de 1995.
La enfermedad une más que el amor.
Aquí, los paseantes pálidos,
van atravesando sus pérdidas y se arriman,
unos a otros,
como huérfanos despedazados por la luna.

Para quién escribo. 10 de octubre. 1995.
Mi hijo de diez años me ha preguntado para quién escribo.
Mi palabra sale de la afonía de una guardia, de un sufrimiento crónico.
Escúchame, Paolo, yo quisiera escribir para todos los que sufren en esta larga galería de la muerte.
Para los que lloran por el clima y desfallecidamente caen entre las sábanas mojadas.
Para las madres que nunca acaban de perder al hijo estremecido y permanecen a su lado las horas eternas de las tinieblas.
Escribo para los ancianos sin sucesión ni campos de manzanas que llaman solitarios a los timbres temblando por su incontinencia.
Para el bálsamo de su inmovilidad escribo en el lavatorio de sus heces.
Escribo, Paolo, para las alas fosfóricas de la guadaña que pasa cada noche sobre el piso noveno y deja caer su cucharón de palo para comerse al más ausente.
Para los hijos, escribo, los hijos que fuman los cigarros amargos a escondidas y lloran lágrimas nerviosas porque aún no han accedido a la soberanía de la enfermedad.
Para las hermanas levísimas que besan en los labios y en los dedos la amarilla delicia de la fiebre de su hermano.
Dulce niño que no comprenderás ahora estas palabras que levanto:
Para los enfermos atados a las camas que ven las rápidas transformaciones de la luna y las tortugas.
Para las esposas continuas que sólo van a casa a lavarse el olor y la vertiginosa lucidez de los zumbidos.
Escribo, Paolo, para el amante que no podrá entrar a besar a su amado y que sufre llamándolo, sin voces: amor mío, amor mío.
Escribo, Paolo, para valorar el trabajo de las limpiadoras que renuevan el hospital y el ruido de la orina.
Para los delicados y sorprendentes celadores, las voladoras cocineras, los peluqueros ágiles, los dóciles suplentes.
Para las enfermeras azules de la eternidad y sus ayudantes, los médicos humildes.
Para los estudiantes que vienen a devorar la enfermedad con su infantil y entusiasmado volumen de primero.
Para la paciencia y la misericordia escribo.
Para declarar que el olor de los medicamentos y las deyecciones precipitan las tragedias.
Para los transplantados, los locos, los quemados, los absortos en el estrabismo de la muerte.
Querido niño azul, yo escribo para los animales que trabajan en el ovillo de la hierba y nunca acaban de vagar por el animalario.
Y sobre todo, sobre todos los seres de este mundo, yo escribo para él, tú ya lo sabes, para él, que se ha ido en esta primavera y se ha llevado todo mi derrumbado diccionario de la medicina.

Genero Humano.
En este libro editado en 2014 por la propia autora de la obra el lector encontrará "Diario de una enfermera" (edición revisada y ampliada) y Occidente (inédito). 


Isla Correyeroes una escritora extremeña del pueblo cacereño de Miajadas, 1957. Tras cursar estudios de periodismo y cinematografía en Madrid, se dedicó a la redacción de guiones para cine y televisión. Y al mismo tiempo, comenzó a publicar los frutos de su cultivo de la poesía, actividad a la que se venía dedicando desde muy temprana edad. Su breve pero relevante producción lírica ha merecido la atención de la crítica especializada en el estudio de la poesía española de finales del sigloXX.

Más información y fuentes:


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