La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que alcanzó su máximo apogeo en el siglo pasado durante la Revolución Industrial, debido al desplazamiento de la gente a las ciudades, donde vivía hacinada y en penosas condiciones higiénicas. El responsable de esta infección es el ‘Mycobacterium tuberculosis’ que en honor a su descubridor, Roberto Koch, recibe el nombre de bacilo de Koch, es una infección persistente que afecta a diversos órganos, pero particularmente los pulmones. Un feto puede contraer tuberculosis a través de su madre antes de nacer, al respirar o tragar líquido amniótico infectado antes o durante su nacimiento, o después de nacer, al respirar aire con microgotas infectadas. Alrededor de la mitad de los hijos de madres afectadas de tuberculosis activa desarrolla la enfermedad durante el primer año de vida si no reciben tratamiento con antibióticos o si no se les vacuna. La Organización Mundial de la Salud estima que en la actualidad el 30 por ciento de la población mundial tiene tuberculosis latente; además, de ese porcentaje se calcula que el 10 por ciento desarrollará una tuberculosis activa.
Enfermera atendiendo a una joven en un dispensario. Guipúzcoa. País Vasco, España. Posiblemente en el momento de administrar una vacuna BCG (bacilo Calmette-Guérin), antituberculosa, dentro de la campaña nacional antituberculosa.
Identificador: 74638413 - Colección: Marín - Fotógrafo: Paco Marín - Estudio: Marín Archivo: Kutxa Fototeka - Fecha: 1950 - 1969. Detalle de la foto original, coloreada por Divertimento Enfermero con la aplicación Colorize.
Sin
tratamiento, la tuberculosis lleva irremediablemente a la muerte. Para su
tratamiento se emplea una combinación de fármacos, entre los que
se encuentran la isoniacida, la rifampicina, la pirazinamida, el etambutol y
la estreptomicina. Son fármacos eficaces pero que tienen efectos
adversos, por lo que su uso debe ser supervisado por un
especialista.
La
prevención pasa por la detección precoz de la enfermedad, de manera que se
pueda evitar la transmisión al resto de la gente. La OMS recomienda
la vacunación con BCG a todos los recién nacidos con alta
incidencia de tuberculosis, incluyéndola en el calendario infantil de forma
sistemática. Debe administrarse sólo una vez, ya que no está probada la
eficacia de la revacunación.
Asimismo, no está recomendada a
personas adultas que vayan a trasladarse a zonas de alto
riesgo, pues tampoco se ha demostrado su eficacia en este campo. No obstante,
la OMS recomienda su administración en niños y jóvenes que vayan a pasar largas
temporadas en zonas de incidencia. La BCG está contraindicada en
personas con SIDA, independientemente de la edad que tengan.
En
cuanto a la alimentación, si viaja a una zona afectada por la
enfermedad absténgase de tomar leche o cualquier producto
lácteo que no haya sido pasteurizado. En caso de contacto
prolongado con una persona infectada que no está en tratamiento acuda lo antes
posible a un médico y sométase a la prueba de la tuberculina. El especialista
valorará si debe administrarle el tratamiento o la quimioprofilaxis específica
frente a la enfermedad.
En
el Reino de España no está indicado su uso sistemático. La vacunación
sistemática con la vacuna BCG en los recién nacidos se abandonó en España en
1980 (1974 en Cataluña), manteniéndose actualmente sólo en el País Vasco. Sólo
estaría indicada en:
Trabajadores sanitarios en contacto frecuente con enfermos tuberculosos y en niños no previamente infectados en las siguientes situaciones:
Más
información y fuentes:
https://fundacionio.com/salud-io/vacunas/tuberculosis-bcg/
https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/infecciosas/tuberculosis.html
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