martes, 18 de diciembre de 2018

Día de Navidad 1932, Yorkhill's Royal Hospital

Se aproxima Navidad, es una fiesta para las personas de todas las edades, aunque los pequeños parece que tienen un apartado especial, y si por problemas de salud están en un hospital, es necesario hacerles la estancia lo más agradable posible.

La foto está hecha el día de Navidad de 1932, en el Yorkhill's Royal Hospital for Children. Escocia. Reino Unido.

Fuentes:
https://i.pinimg.com/originals/a0/19/b3/a019b3d937ecf602020db8c5233f8e21.jpg




martes, 11 de diciembre de 2018

Amar la vida. Película. 2001.

Vivian Bearing (Emma Thompson) es una prestigiosa profesora universitaria que un día le diagnostican un cáncer y descubre que le queda poco tiempo de vida. A partir de ese momento, el amor y la compasión adquieren para ella un nuevo y dramático sentido


En el desarrollo de la película los distintos profesionales sanitarios que aparecen realizan su trabajo, digamos que “técnicamente” de forma correcta, para ellos, lo importante es el resultado de su tratamiento y de su investigación, contrastando con Susie, la Enfermera, quién la trata como lo que realmente es, una persona que está sufriendo.
Cuando la curación no es posible, como pasa en muchas enfermedades crónicas aunque no sean mortales, allí está la enfermera para cuidar a las personas y ayudarlas a que afronten la enfermedad con valentía y sufriendo lo menos posible. Hay una, aunque pequeña, batalla de la enfermera con los médicos, reivindicando para Vivian una muerte digna y en paz. Demanda una atención holística, con respeto a la persona desde un punto de vista biopsicosocial. (Modelo enfermero hendersaniano)

La película no solo trata de una enfermedad incurable y de la muerte, también trata del sentido que tiene la vida y la muerte. Es una película real y crítica con los profesionales sanitarios.

Año – 2001, Estados Unidos, - Director - Mike Nichols
Reparto - Emma Thompson, Christopher Lloyd, Eileen Atkins,
Audra McDonald, Jonathan M. Woodward, Harold Pinter




Más información y fuentes:

Película completa en castellano:
https://www.youtube.com/watch?v=0R1YhX6R0Y8

martes, 4 de diciembre de 2018

Enfermeras en la terapia de Packing. 1880.

La hidroterapia fue un tratamiento para pacientes psiquiátricos, que consistía en sumergir en una bañera llena de agua al paciente para lograr que se relajase si estaba agitado o para aliviarle alguna dolencia física.
La terapia solía tener una segunda fase que consistía en que posteriormente era envuelto en sábanas mojadas y así podía permanecer un tiempo determinado a juicio del médico encargado, mientras enfermeras estaban supervisando el desarrollo de la intervención y necesidades de los pacientes. A esta técnica se le denominó “paquete o empaquetado” “packing”.
The Us. National Archives and Records Administration.
 Hospital St. Elizabeths. Año 1880.
La terapia, cuyas sesiones duraban desde unas pocas horas hasta toda la noche, se inició a finales del siglo XIX y principios del XX con pacientes diagnosticados de esquizofrenia. A medida que fue incrementándose el número de pacientes en los psiquiátricos, este tipo de tratamiento, que requería numeroso personal capacitado, fue cayendo en desuso. Muchas salas de hidroterapia dejaron de utilizarse durante los años 40 y 50. Lo que pone de manifiesto lo dudoso de su eficacia.
Aunque pueda resultar paradójico, sigue practicándose todavía en niños y niñas con autismo en algunos países como Francia, Suiza y Argentina donde los socioanalistas siguen teniendo fuerza.
Intervención de hidroterapia mediante paquete en la actualidad. 
También hemos podido comprobar que hay grupos con características religiosas, que se anuncian en internet, que recomiendan la terapia para el insomnio, manía, delirio, intranquilidad, desgaste nervioso y en fase de calentamiento o sudoración del empaquetado, en casos de alcoholismo, tabaquismo, gota, bronquitis, resfriados leves, ictericia´ y en casos de sarampión y escarlatina para ayudar al desarrollo de la erupción cutánea.
La comunidad científica internacional considera que es una práctica de maltrato y agresiva, sin ninguna evaluación científica.



miércoles, 21 de noviembre de 2018

Una enfermera en la Batalla de Lopera. Novela. 2014.

Es una obra que aborda la historia de una enfermera, que desarrolla su labor en la Batalla de Lopera en 1936, en plena guerra civil española, así conocerá las duras condiciones de trabajo en el frente, el amor, el engaño, la maternidad y una vida azarosa que tendrá un desenlace feliz.
Con su lectura podrán conocer un poco más a fondo la vida en el frente de la guerra civil española en la provincia de Jaén, Andalucía, visto desde el prisma de Luisa Torres, una enfermera, que se verá desbordada ante el cruel panorama que presenta la batalla, viéndose inmersa en una guerra fratricida para atender a centenares de heridos y muertos en unas jornadas interminables. 
En el desarrollo de la narración, que se divide en dos relatos históricos llenos de acción, amor e intrigas políticas, se verán tratados con especial sutileza la falta de libertad de expresión, la presencia de la iglesia y la de la prostitución. 
Tapa blanda: 148 páginas
Editor: Editorial Círculo Rojo (1 de febrero de 2014)
 
Portada de la novela editada por Circulo Rojo. 2014.
Antonio Marín Muñoz nacio en Lopera en 1970, es licenciado en Derecho por la Universidad de Granada. En los últimos años ha participado en diversos congresos y jornadas de historia impartiendo distintas conferencias que han tratado sobre la Historia de España, y en especial sobre la Guerra Civil y la Posguerra Española.

Es autor de diversos libros de naturaleza histórica, entre los que destacan “La Guerra Civil en Lopera y Porcuna (1936-1939)”, “Vestigios de la Guerra Civil en Lopera”, “Asedio al Santuario de Santa María de la Cabeza (1936-1937)”, “Posguerra en Lopera (1939-1950)” y “La reconstrucción de la provincia de Jaén bajo el Franquismo (1939-1957)”. Su última novela “Los años difíciles en Jaén” ha sido editada en EE.UU.

Además, ha colaborado en distintos medios de comunicación escrita y revistas especializadas con diversos artículos de opinión, de historia, como de información general.
Contraportada de la novela. 
Sus últimos trabajos de investigación se han centrado en el tema de la Recuperación de la Memoria Histórica en la provincia de Jaén, Andalucía y resto de España. Forma parte de la Asociación Nacional de Historia Contemporánea.
Más información y fuentes:

viernes, 16 de noviembre de 2018

Enfermeras de la Gran Guerra. Pinturas de Charles Henry Tenré

El impacto de la Gran Guerra y la gran aportación de las enfermeras en los hospitales de campaña y en la retaguardia con la recuperación de los heridos, hizo que su labor fuera motivo de reconocimiento en diversos ámbitos como el militar, social, artístico, etc., como hemos podido ver en otras publicaciones de Divertimento Enfermero, en este caso el reconocimiento es el del pintor francés Charles Henry Tenré con estas preciosas pinturas. 

Enfermera de Hospital de Guerra. Henry Tenré. 1915.

Charles Henry Tenré fue un pintor francés,  nacido en 1864, creció en el rico suburbio de Saint-German-en-Laye y, a principios de la década de 1880, Tenre ya estaba estudiando en París en la Ecole des Beaux Arts. Fue una época de grandes cambios y oportunidades para un artista joven, con el rápido presencia en las galerías comerciales, que a su vez estaban ansiosas por representar a artistas talentosos y ofrecer exposiciones exclusivas para la burguesía emergente.
El período entre la guerra franco-prusiana y la Gran Guerra es conocido como La Belle Époque, un período en el que florecieron la moda y las artes. En 1883, comenzó a firmar sus pinturas con “Henry Tenré”, en lugar de usar su nombre completo, y a exhibir sus pinturas en la recién formada Societe des Artistes Francais, bajo la presidencia de William-Adolphe Bourguereau, la 'Societe 'estaba libre del control del gobierno. Henry Tenre dominó el arte de las imágenes de género tradicional con un contenido sentimental y haciendo énfasis en exuberantes vestidos, colores y texturas.

Enfermeras de la Gran Guerra. Henry Tenré. 1915
 Óleo sobre tabla 32,4 x 41,3 cm.

 

Durante la Gran Guerra realizó varios obras de temática bélica con protagonistas diversos pero de hondo calado como esta enfermera, en reconocimiento a su gran aportación. Algunas de sus pinturas se han reprodujeron en forma de grabados y postales, propio de la moda del momento, como es el caso de las obras que nos ocupa.  La Editorial Lapina, de Paris, estaba especializada en ese tipo de reproducción.  

The Surprise. Henry Terné.


Henry Tenré disfrutó tanto del éxito comercial como académico durante su vida: su trabajo fue reconocido con una mención en el Salon de Societe des Artists Francais en 1891 y nuevamente con una medalla de plata en 1911. En 1900, fue honrado con una medalla de bronce en la Exposición. Universelle en París y con el premio Legión de Honor. 
Henry Tenré también diseñó numerosos escenarios teatrales además de sus pinturas. Y continuó exhibiendo después de la Primera Guerra Mundial. Murió en París en 1926.

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domingo, 11 de noviembre de 2018

Enfermeros en la Gran Guerra.

Centenario del armisticio, 11 de noviembre de 1918. Fin de la guerra.

Fotos coloreadas testigos de la presencia de varones en la asistencia sanitaria a los heridos. Ahí estaban, en primera línea, en el frente de batalla. Las propias organizaciones de los diversos países, decidieron denominarlos de forma distinta, a veces con competencias distintas. Su labor era necesaria y allí estuvieron. Así es la historia.
Enfermeros atendiendo a los heridos. En el centro de la foto ya con vendaje en su brazo izquierdo, está un soldado con signos típicos en su rostro de shock de guerra.  
Tradicionalmente la Enfermería ha sido vista, incluso hoy, como una "profesión estrechamente ligada al mundo femenino". Es más, Florence Nightingale, personaje determinante para el desarrollo moderno de la profesión, opinaba que las manos de los hombres "no estaban adaptadas para tocar, bañar y vestir extremidades heridas". Su influencia caló tanto en la sociedad tradicional victoriana que, en el Reino Unido, el Royal College of Nursing, no "admitió hombres como miembros hasta 1960".

Auxiliares sanitarios atienden a heridos canadienses en una trinchera durante la Batalla de Courcelette, durante la ofensiva de Somme, a mediados de septiembre de 1916.
Sin embargo, repasando un poco la historia vemos como en la antigua Roma, los nosocomi, eran hombres que brindaban atención enfermera en hospitales. También estaban las órdenes religiosas que atendían a los enfermos y las órdenes militares de enfermería bien conocidas, como los Caballeros Hospitalarios, durante las cruzadas. Incluso en la propia Crimea, donde Florence Nightingale llevó a cabo su famoso trabajo organizando un servicio enfermero para los soldados británicos de la Guerra de Crimea en el hospital de campaña de Escutari consiguiendo mejoras sanitarias espectaculares, enfrentándose a los prejuicios de los médicos militares y a la pobreza de medios con que el ejército solía tratar a los soldados, el cuidado fue proporcionado en gran parte por ordenanzas masculinos.
Soldados heridos del Primer Batallón de fusileros de Lancashire, siendo atendidos en una trinchera cerca de Baumont Hamel en la mañana del 1 de julio de 1916.
Habiendo conseguido ser reconocida como profesión y con formación universitaria a lo largo de la primera parte del siglo XX, en una sociedad tradicional patriarcal, la enfermería se convirtió en una de las pocas carreras aceptables para mujeres fuera del hogar. De esta forma se mantenía el orden de género socialmente aceptado en el que el papel tradicional de la mujer se trasladó al ámbito hospitalario, y así las enfermeras permanecían en una posición subordinada con relación a los hombres, que eran los médicos.
Auxiliares sanitarios del cuerpo del Ejército Real vendando las heridas a los prisioneros, cerca de Wieltje. Batalla de Broodseinde. 5 de octubre de 1917.
Los hombres que quería estudiar y ser enfermeros no lo tenían fácil en principio pues, aunque los había, no solo eran una minoría sino que se modificaron ciertas normas y reglamentos para que los varones no pudieran acceder a esos puestos, apareciendo perfiles profesionales sanitarios más “acordes” con lo aceptado socialmente para el varón, y así aparecen  paramédicos, auxiliares sanitarios masculinos, practicantes u ordenanzas masculinos, según los distintos países u organizaciones a los que nos refiramos.
Soldados alemanes y británicos heridos son atendidos por auxiliares sanitarios británicos. Batalla de Amiens. 10 de agosto de 1918.
Resulta llamativo el caso norte americano dónde los hombres que ya desempeñaban un papel vital en el cuidado de los enfermos y heridos en la Guerra Civil Americana, se reorganizó el Cuerpo de Enfermeras del Ejército de los Estados Unidos en 1901 para que no se permitiera a los hombres servir como enfermeros. Norma que no fue modificada hasta 1955.
Enfermeros atendiendo a soldado britanico herido. 13.11.1916.
En el Reino de España a principios de del siglo XX la profesión, estaba dividida por sexos. Los varones denominados “practicantes” tenían competencias distintas a las enfermeras, aunque ya existían varias escuelas para enfermeras, no fue hasta 1915, cuando oficialmente se reconoció su formación curricular para todo el Reino. En 1957 se unificó la profesión bajo la denominación de Ayudante Técnico Sanitario, con la unión también de las Matronas. A pesar de ello su formación curricular mantenía ciertas diferencias por sexo.
Cuatro soldados auxiliares sanitarios. West York.
Desde 1980 con la Diplomatura Universitaria en Enfermería es cuando la enseñanza y prácticas clínicas son iguales para ambos sexos.

Hoy día la mayor parte de los profesionales de la Enfermería siguen siendo mujeres, en algunos sistemas sanitarios llegan a representar entre el 90 - 95 por ciento. En el caso español, la cifra está en torno al 85%, lo que demuestra que poco a poco hay más hombres que se decantan por la profesión.

A pesar de las campañas de sensibilización que han hecho los medios y los Gobiernos, la profesión sigue altamente feminizada por estereotipos falsos e infundados que todos tenemos en mente como, por ejemplo, "que es una profesión femenina o que muchos de los varones que la ejercen son homosexuales”. Para que seguir, los hay para todos los gustos.
Somos optimistas viendo la evolución histórica, y poco a poco son cada vez más los hombres que se decantan por estudiar Enfermería y que también se está produciendo un cambio de percepción de la profesión en la sociedad.

Más información y fuentes:

https://nurseslabs.com/men-nursing-like-1900s/

lunes, 5 de noviembre de 2018

La buena enfermera ofreciendo Aspirine du Rhône.

Contraportada del suplemento ilustrado del Le Petit Journal. 1925, de su nº 1779 de 25 de enero.
La ilustración presenta a una enfermera, rodeada personas mayores e incluso un menor, en su trabajo de información y entrega de Aspirina, el gran remedio de la época. Y a pie de página el siguiente mensaje:
"La lucha contra la ola de frío. El invierno sigue siendo duro y riguroso, pero gracias a la buena enfermera de Usines du Rhône y su benéfica aspirina, los más desafortunados pueden preservarse de los males que genera".
Hoy día la herramienta fundamental contra la gripe es la vacuna,  aunque también hay que aliviar la sintomatologia griposa o similar en quienes la padecen, y entre los recursos continua el mismo remedio.
“Le Petit Journal” fue un diario parisino publicado desde 1863 hasta 1944, siendo uno de los cuatro principales diarios franceses, ya en 1890 alcanzo el millón de unidades y cinco años después llegó a hacer tiradas de hasta dos millones, llegando a ser uno de los grandes diarios del mundo. Los domingos, el diario tenía un “Suplemento Ilustrado”, como es el caso que comentamos hoy.
Las horas bajas del diario comenzaron cuando su editorial ante el conocido caso Dreifus tomó partido en contra, comenzando a perder lectores de forma paulatina.

Para 1914 su tirada impresa disminuyó hasta 850 mil y en 1914 a 400 mil. En 1936, el diario se convirtió en el órgano oficial del Partido Social Francés, con el lema Trabajo, Familia, Patria, más tarde se convirtió en el lema del régimen de Vichy. A pesar de recibir el apoyo de muchas figuras notables, su declive continuó y, en 1937, la tirada fue de solo 150 mil.
Durante la Segunda Guerra Mundial su sede se traslado a Clermont-Ferrand en 1940. Recibió una subvención mensual del gobierno, pero ni así se pudo salvar, y finalmente termino cerrando en agosto de 1944.
Todas las copias de Le Petit Journal se almacenan en la Biblioteca Nacional de Francia - Gallica. Se puede acceder libremente Online.

Más información y fuentes:



miércoles, 31 de octubre de 2018

Profesionales enfermeros en la terapia electroconvulsiva.

La terapia de electroshock (TEC), a pesar de la evidencia de que funciona, sigue siendo acaloradamente debatida en el mundo psiquiátrico e incluso profano. Pocos tratamientos han generadon un debate público tan feroz y polarizado. Los críticos de TEC dicen que es una herramienta cruda de coacción psiquiátrica, los defensores dicen que es el tratamiento psiquiátrico más eficaz y que salva vidas que existe hoy en día.
La idea de que las convulsiones inducidas mejoran el estado en ciertos pacientes psiquiátricos existe desde al menos el siglo XVI. Los primeros investigadores experimentaban inyectando a los pacientes sustancias químicas diversas para inducir las convulsiones. Con el tiempo, los productos químicos fueron reemplazados por corrientes eléctricas. Y a partir de los años 40 y 50, antes de que el uso de antidepresivos se generalizara, la TEC era un tratamiento fue generalizando en muchos países. Al principio se administraba sin anestesia ni relajantes musculares. Siendo esta circunstancia posiblemente la que favoreció su gran estigma negativo. Se administraba altas dosis de electricidad al cerebro sin anestesia, a menudo causaba pérdida de memoria, huesos fracturados y otros problemas cognitivos.

Actualmente la terapia es mucho más segura, con corrientes eléctricas cuidadosamente calculadas administradas en un entorno sanitario controlado para lograr los beneficios máximos con riesgos mínimos.
Antes de someterse a TEC, todo paciente debe completar una evaluación médica completa, que incluye un examen físico, evaluación psiquiátrica, análisis de sangre, un electrocardiograma y una revisión de anestesia. Dado que el paciente está bajo anestesia durante el procedimiento, no se le permite comer ni beber agua después de la medianoche de la noche anterior.
La terapia en si misma solo dura entre 5 y 10 minutos y puede realizarse como un procedimiento ambulatorio. Primero, una enfermera inserta un tubo intravenoso en el brazo del paciente, que administra anestesia, un relajante muscular y líquidos. La anestesia deja al paciente inconsciente y el relajante muscular ayuda a reducir los efectos de la convulsión. Las almohadillas de electrodos se colocan en la cabeza del paciente, dependiendo de qué parte del cerebro esté siendo atacada. Las corrientes eléctricas pueden enfocarse en un lado del cerebro (conocido como unilateral) o en ambos lados (bilateral), dependiendo de lo que se está tratando. Luego, el médico coloca un manguito de presión sanguínea alrededor del tobillo del paciente para evitar que el relajante muscular llegue al pie. De esta manera, el médico puede controlar el efecto de la convulsión observando el movimiento del pie. Durante el procedimiento, el paciente está profundamente dormido y no experimenta movimiento ni dolor por la convulsión. Además de una máscara de oxígeno, al paciente a veces se le administra un protector bucal para proteger sus dientes o lengua.
Finalmente, el médico presiona o indica que presionen un botón en la máquina, que envía la corriente eléctrica al cerebro, causando una convulsión que dura aproximadamente 60 segundos. Si bien la actividad cerebral del paciente aumenta significativamente, no hay una indicación externa de ello. Una vez que la convulsión finaliza, la medicación comienza a desaparecer y el paciente se despierta, por lo general sintiéndose un poco mareado y confundido.

Los pacientes a menudo se someten a varios tratamientos de TEC en el transcurso de muchas semanas antes de ver alguna mejora. Pero para entonces, es probable que la química y la actividad de su cerebro hayan sido alteradas. Algunos efectos secundarios incluyen pérdida de la memoria a corto plazo, confusión, náuseas y dolores de cabeza: todos son normales y pueden manejarse con medicamentos o mitigarse con el tiempo.
A pesar de que la TEC se ha utilizado y mejorado durante décadas, los investigadores y los psiquiatras aún no están seguros de cómo funciona. Saben dónde colocar los electrodos en el cerebro, ya que la investigación ha demostrado qué regiones del cerebro están asociadas con la depresión y otras enfermedades mentales
Es tentador especular que TEC podría actuar para reequilibrar la actividad hemisférica, en el lado derecho e izquierdo, a través de la modulación de la conectividad. Además, se ha descubierto que la TEC aumenta los niveles de nuevas células cerebrales.
Los pacientes con depresión mayor, manía, trastorno bipolar, esquizofrenia y catatonía pueden tratarse de manera segura con el procedimiento y, en algunos casos, protege a las personas de los intentos de suicidio. Sí, puede causar pérdida de memoria a corto plazo, pero cuando se compara con el dolor mental insoportable e insoportable causado por una enfermedad psiquiátrica, la TEC ofrece esperanza a muchos pacientes.
Es imprescindible el consentimiento del paciente, después de haber sido informado de los riesgos, es un requerimiento habitual en la terapia electroconvulsiva moderna; por otra parte, el tratamiento involuntario ya no es común y se da típicamente solo cuando existe riesgo de muerte y otros tratamientos no han tenido los efectos esperados.
Existe una gran variedad en el uso de la TEC en diferentes países, diferentes hospitales y diferentes psiquiatras. ​ La práctica de esta terapia varía considerablemente dependiendo del país en el cual se administra. En Eslovenia, por ejemplo, la TEC no se usa desde hace 10 años, mientras que en otros países este procedimiento es bastante común. ​ En países como Japón, Turquía, India y Nigeria​ la TEC todavía se usa sin anestesia en algunos hospitales, mientras que en países como los EE. UU., Reino Unido existe una estricta reglamentación para el uso de la TEC. Igualmente en el Reino España, dónde se hacen aproximadamente 3.000 electroshocks al año.

Más información y fuentes:
https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20170106/183981943_0.html


martes, 23 de octubre de 2018

No a la cofia como icono enfermero. Unión Europea.

Los organismos europeos se han comprometido a no volver a representar a las enfermeras con cofia. Así lo ha confirmado la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo a Redacción Médica tras tener publicada, dentro de su web oficial, una infografía en la que representa a las profesionales de la Enfermería con este elemento al que los colegios profesionales y sindicatos han tachado de "sexista".

Hubo un tiempo en el que las cofias se ostentaban como trofeos. 


“Lamentamos que el colectivo de enfermería se haya podido sentir ofendido por el uso del icono utilizado para representarlo. La Agencia siempre ha estado muy comprometida en la lucha por la igualdad de género en el trabajo y especialmente en seguridad y salud”, argumenta en su respuesta el organismo estatal de estas dos infografías correspondientes a una campaña informativa de 2014-2015.

En su respuesta a Redacción Médica, el organismo europeo confirma que “cualquier futura referencia al colectivo de enfermería en nuestras infografías y cualquier otro material gráfico no incluirá el icono al que hace referencia su mensaje".


El proyecto “Trabajos saludables: gestionemos el estrés” está dedicado a la prevención de los riesgos psicosociales y sus consecuencias para la salud de la población trabajadora y las organizaciones.
Imágenes con los iconos motivos de la reclamación de Colegios Profesionales y Sindicatos. Icono femenino con cofia.


Explican desde la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud que en el momento en el que se hicieron las infografías buscaron en “fuentes” usuales de imágenes los iconos, en lugar de producir iconos propios. “Un aspecto esencial en las infografías es la simplicidad visual, y en aras de dicha simplicidad se puede arriesgar demasiado y perder representatividad y consenso”, ha manifestado asegurando que, desde entonces, han desarrollado infografías propias en las que se “evita el sesgo de género y cualquier otro”.
Una reclamación histórica plasmada en un observatorio

Mediante campañas y proyectos educativos el sindicato Satse y el Consejo General de Enfermería ha intentado desprenderse del estereotipo de la enfermera. Tanto ha sido así que, incluso, se ha llegado a registrar en el Congreso de los Diputados una petición para crear un observatorio de igualdad en la profesión que persiga este tipo de prácticas.Durante su presentación en el mes de abril,  Satse denunciaba que es recurrente el uso de esta imagen estereotipada y sexista de las mujeres enfermeras en disfraces, en publicidad y en todo tipo de contenidos audiovisuales y representaciones iconográficas, "que además de suponer una clara discriminación para las profesionales sanitarias, implica una denigración de su profesión”.

Otra demostración de diversos tipos de cofias.


"Cuestiones como éstas son las que se quiere evitar y combatir con la creación de este Observatorio, dentro de un Plan que contemple, además, otros aspectos, como pueden ser el acoso sexual, el acoso laboral o la brecha salarial, sobre los que se elaborarán periódicamente informes al respecto”, argumentaron durante su presentación.

Más información y fuentes:
https://i.pinimg.com/originals/8d/bb/b5/8dbbb5e9cd4f7119ca3422181891a0d3.jpg

jueves, 18 de octubre de 2018

Enfermera en el tratamiento de neurosis de guerra. Centenario Gran Guerra VII.

Hipócrates ya habló de las pesadillas de los soldados y Heródoto descubrió ciertos síntomas similares entre los supervivientes de la batalla de Maratón. En los Tercios de Flandes españoles en la Guerra de los Treinta años se sufrieron casos de incapacidad emocional entre los soldados y ya en ese siglo los galenos sospechaban que determinadas reacciones no se debían a heridas físicas. Rusia, en la guerra contra Japón, a comienzos del siglo XX, fue el primer país en enviar médicos psiquiatras al frente. 
Pero fue con la Gran Guerra y más aún tras ella cuando se comenzó a considerar la demencia del soldado como uno de los problemas más allá de lo físico y con gran trascendencia para los ejércitos. En ninguna guerra como en ésta habían sido ingresados tantos soldados que en apariencia no estaban heridos pero que eran incapaces de continuar luchando. 
Enfermera en el tratamiento de la neurosis de guerra. La silla Bergónica fue utilizada en la Primera Guerra Mundial para soldados conmocionados.

Fue la guerra de la metralleta y su vértigo veloz de muerte, del carro de combate, de la guerra submarina y aérea o de los gases tóxicos. Sólo habría que recordar la 'sorpresa' que recibieron los soldados de Ypres cuando descubrieron que la nube azulada que se acercaba hacia ellos les quemaba los pulmones y los volvía ciegos. Fue entonces cuando comenzaron a utilizarse las máscaras antigás, pero sólo después del shock de esos primeros asaltos.
Las razones de la que se denominó "neurosis" de combate habría que explicarlas por las particularidades que imponía esta guerra con sus nuevos disfraces de muerte. Los soldados no se enfrentaban físicamente al enemigo, sino que aguardaban en la trinchera como conejos asustados dentro de una madriguera, a la espera de que llegara el fusil o el obús que los destrozaba literalmente o que lo hacía con el que luchaba al lado. Muchos soldados afectados por el shock de trinchera ('shell shock') se quedaban inmóviles sin poder reaccionar al ver que el compañero se convertía en una mezcla informe de fango y sangre. Y auténtico pavor se desataba en el momento en que sonaba el silbato que ordenaba que había que saltar de la trinchera y salir a la tierra de nadie mientras el enemigo lanzaba sus proyectiles contra todo lo que se moviera. Era toda una invitación al suicidio por la más que probable posibilidad de ser alcanzado por alguna de los miles de balas lanzadas desde el otro bando.
Muchas jornadas resistiendo en estas condiciones llevó a que los combatientes perdieran la razón. No podían dormir y si lo hacían era entre continuas pesadillas no peores que las de la realidad de forma que era imposible diferenciar lo vivido de lo soñado. El resultado fue soldados  que perdían el habla , otros que se mueven con espasmos, otros con inquietantes miradas vacías que se denominó " de las mil yardas, es decir, la distancia aproximada de la trinchera al enemigo. 
Algunos hombres que padecían estos síntomas fueron llevados a juicio, y hasta en algunos casos ejecutados, por crímenes militares que incluían la deserción y la cobardía. Si bien se reconocía que el estrés de la guerra podía debilitar a los hombres, un episodio duradero solía verse como un síntoma de falta de carácter. ​ Por ejemplo, en su testimonio a la Comisión Real posguerra que investigaba la neurosis, Lord Gor afirmó que esta era una debilidad y que no se encontraba en «buenas» unidades. La presión constante en evitar que fuera reconocida médicamente significaba que la neurosis no era una defensa admisible.

Al comienzo de la guerra los cuadros neuróticos de pérdida del habla, trastorno del sueño, convulsiones musculares, inexplicables espasmos faciales, ceguera histérica y otras afecciones no fueron considerados como patologías. Primero se creyó que era consecuencia del ruido de las explosiones e interpretado como simple fatiga de combate, pero los síntomas fueron empeorando conforme la guerra se estancaba sin solución y el campo de batalla se convertía en una trituradora de jóvenes que morían sin sentido.
Se puede afirmar que de alguna forma, la Gran Guerra fue el conflicto que cambió el diagnóstico sobre como puede afectar un trauma a la razón y, en particular, en situaciones bélicas extremas.
El tratamiento de la neurosis de guerra aguda variaba según los síntomas, la opinión de los médicos y otros factores, como el rango y la clase del paciente. Había tantos oficiales y soldados que sufrían de este trastorno que diecinueve hospitales británicos estaban totalmente dedicados al tratamiento de estos casos. Y una de las terapias utilizadas fue la electroconvulsiva utilizada con pacientes conmocionados, utilizando para ello la silla Bergónica.
Diez años después de la guerra, 65 000 veteranos aún seguían en tratamiento por shell shock en Gran Bretaña. En Francia era posible visitar en 1960 a ancianos víctimas de neurosis de guerra que estaban hospitalizados.
Una investigación reciente de la Universidad Johns Hopkins descubrió que el tejido cerebral de veteranos de combate que se habían expuesto a artefactos explosivos improvisados, presentan un patrón de lesiones en las áreas responsables de la toma de decisiones, memoria y razonamiento. Esta evidencia ha llevado a los investigadores a concluir que la neurosis de guerra puede no solo ser un desorden psicológico, ya que los síntomas exhibidos por las víctimas de la Primera Guerra son muy similares a estas lesiones.

Más información y fuentes:



viernes, 12 de octubre de 2018

Dotación de profesionales enfermeros en el Reino de España.

El Sistema Nacional de Salud (SNS) tiene un ratio medio de 3,64 enfermeras de Atención Primaria y Atención Especializada, del sistema de atención público, por cada mil habitantes. Una cifra que dista mucho según la CCAA en la que la que resida el español y que crea deligualdades en lo que respecta a las situaciones de estres y ansiedad de la enfermera.

Así lo ha denunciado el Sindicato de Enfermería, Satse, durante la puesta en común de su último informe en el que se asegura que solo seis de las 17 comunidades autónomas están por debajo de la media nacional de 3,64 enfermeras por cada mil habitantes y, consiguientemente, tienen unas enfermeras más estresadas y con mayor peso laboral. De esta forma, son 12 las CCAA que están por encima de la media nacional.

Según el informe estadístico, las CCAA que salen ‘mejor paradas’ en el reparto de enfermeras por población son Navarra y el País Vasco. Las dos CCAA tienen una media de 5,56 y 4,80 enfermeras por cada mil empadronados, respectivamente. Estas dos comunidades se acompañan por otras diez que se encuentran por encima de la media nacional.

Dicho esto, alguna autonomía como Castilla-La Mancha tiene una media solo 0.03 puntos por encima del dato nacional. La región castellano manchega, junto con Cataluña son las comunidades en las que, aunque por encima de la normalidad española, las enfermeras tienen previsto soportar una carga de trabajo menor.

El dato , que hace una media ponderada marcando el número de enfermeras del sistema sanitario público que corresponden por cada mil habitantes, marca que a los habitantes de Extremadura, Melilla y La Rioja les ‘toca’ una media de 4 enfermeras por cada mil. Cifra similar a la que tiene Asturias (4), Aragón (4,2) o Madrid (4,22).

Por otro lado, hay CCAA en las que las enfermeras tienen una media de trabajo más ‘agobiante’ como son  Murcia (con 2,57 enfermeras por cada mil habitantes) y Andalucía (2,77). Estas regiones son en las que, supuestamente, una enfermera está sometida a mayor presión asistencial.

Continuando con aquellas CCAA con ratios más altos que la media, le siguen las Islas Baleares  y Galicia, ambas con una media de 3,38 enfermeras por cada mil ciudadanos y Canarias (3,48). Para terminar, la Comunidad Valenciana tiene una media de 3,23 enfermeras y Ceuta de 3,5 sanitarias de los cuidados por cada mil.

Fuente: 
https://www.redaccionmedica.com/secciones/enfermeria/seis-ccaa-estan-por-debajo-de-la-media-nacional-de-pacientes-por-enfermera-9864