domingo, 11 de noviembre de 2018

Enfermeros en la Gran Guerra.

Centenario del armisticio, 11 de noviembre de 1918. Fin de la guerra.

Fotos coloreadas testigos de la presencia de varones en la asistencia sanitaria a los heridos. Ahí estaban, en primera línea, en el frente de batalla. Las propias organizaciones de los diversos países, decidieron denominarlos de forma distinta, a veces con competencias distintas. Su labor era necesaria y allí estuvieron. Así es la historia.
Enfermeros atendiendo a los heridos. En el centro de la foto ya con vendaje en su brazo izquierdo, está un soldado con signos típicos en su rostro de shock de guerra.  
Tradicionalmente la Enfermería ha sido vista, incluso hoy, como una "profesión estrechamente ligada al mundo femenino". Es más, Florence Nightingale, personaje determinante para el desarrollo moderno de la profesión, opinaba que las manos de los hombres "no estaban adaptadas para tocar, bañar y vestir extremidades heridas". Su influencia caló tanto en la sociedad tradicional victoriana que, en el Reino Unido, el Royal College of Nursing, no "admitió hombres como miembros hasta 1960".

Auxiliares sanitarios atienden a heridos canadienses en una trinchera durante la Batalla de Courcelette, durante la ofensiva de Somme, a mediados de septiembre de 1916.
Sin embargo, repasando un poco la historia vemos como en la antigua Roma, los nosocomi, eran hombres que brindaban atención enfermera en hospitales. También estaban las órdenes religiosas que atendían a los enfermos y las órdenes militares de enfermería bien conocidas, como los Caballeros Hospitalarios, durante las cruzadas. Incluso en la propia Crimea, donde Florence Nightingale llevó a cabo su famoso trabajo organizando un servicio enfermero para los soldados británicos de la Guerra de Crimea en el hospital de campaña de Escutari consiguiendo mejoras sanitarias espectaculares, enfrentándose a los prejuicios de los médicos militares y a la pobreza de medios con que el ejército solía tratar a los soldados, el cuidado fue proporcionado en gran parte por ordenanzas masculinos.
Soldados heridos del Primer Batallón de fusileros de Lancashire, siendo atendidos en una trinchera cerca de Baumont Hamel en la mañana del 1 de julio de 1916.
Habiendo conseguido ser reconocida como profesión y con formación universitaria a lo largo de la primera parte del siglo XX, en una sociedad tradicional patriarcal, la enfermería se convirtió en una de las pocas carreras aceptables para mujeres fuera del hogar. De esta forma se mantenía el orden de género socialmente aceptado en el que el papel tradicional de la mujer se trasladó al ámbito hospitalario, y así las enfermeras permanecían en una posición subordinada con relación a los hombres, que eran los médicos.
Auxiliares sanitarios del cuerpo del Ejército Real vendando las heridas a los prisioneros, cerca de Wieltje. Batalla de Broodseinde. 5 de octubre de 1917.
Los hombres que quería estudiar y ser enfermeros no lo tenían fácil en principio pues, aunque los había, no solo eran una minoría sino que se modificaron ciertas normas y reglamentos para que los varones no pudieran acceder a esos puestos, apareciendo perfiles profesionales sanitarios más “acordes” con lo aceptado socialmente para el varón, y así aparecen  paramédicos, auxiliares sanitarios masculinos, practicantes u ordenanzas masculinos, según los distintos países u organizaciones a los que nos refiramos.
Soldados alemanes y británicos heridos son atendidos por auxiliares sanitarios británicos. Batalla de Amiens. 10 de agosto de 1918.
Resulta llamativo el caso norte americano dónde los hombres que ya desempeñaban un papel vital en el cuidado de los enfermos y heridos en la Guerra Civil Americana, se reorganizó el Cuerpo de Enfermeras del Ejército de los Estados Unidos en 1901 para que no se permitiera a los hombres servir como enfermeros. Norma que no fue modificada hasta 1955.
Enfermeros atendiendo a soldado britanico herido. 13.11.1916.
En el Reino de España a principios de del siglo XX la profesión, estaba dividida por sexos. Los varones denominados “practicantes” tenían competencias distintas a las enfermeras, aunque ya existían varias escuelas para enfermeras, no fue hasta 1915, cuando oficialmente se reconoció su formación curricular para todo el Reino. En 1957 se unificó la profesión bajo la denominación de Ayudante Técnico Sanitario, con la unión también de las Matronas. A pesar de ello su formación curricular mantenía ciertas diferencias por sexo.
Cuatro soldados auxiliares sanitarios. West York.
Desde 1980 con la Diplomatura Universitaria en Enfermería es cuando la enseñanza y prácticas clínicas son iguales para ambos sexos.

Hoy día la mayor parte de los profesionales de la Enfermería siguen siendo mujeres, en algunos sistemas sanitarios llegan a representar entre el 90 - 95 por ciento. En el caso español, la cifra está en torno al 85%, lo que demuestra que poco a poco hay más hombres que se decantan por la profesión.

A pesar de las campañas de sensibilización que han hecho los medios y los Gobiernos, la profesión sigue altamente feminizada por estereotipos falsos e infundados que todos tenemos en mente como, por ejemplo, "que es una profesión femenina o que muchos de los varones que la ejercen son homosexuales”. Para que seguir, los hay para todos los gustos.
Somos optimistas viendo la evolución histórica, y poco a poco son cada vez más los hombres que se decantan por estudiar Enfermería y que también se está produciendo un cambio de percepción de la profesión en la sociedad.

Más información y fuentes:

https://nurseslabs.com/men-nursing-like-1900s/

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