lunes, 29 de abril de 2019

Enfermeras con paciente. Óleo de Marion Saumarez. 1885-1978.

La pintura muestra a dos enfermeras, una de la Cruz Roja y otra con uniforme del Servicio de Enfermería Militar Imperial de la Reina Alexandra, con un paciente sentado y que se sirve de una muleta.  Fue pintado poco después de la Primera Guerra Mundial y donado por su autora al destacamento de la Cruz Roja  de Claydon en 1950. 
Marion Saumarez, inglesa, fue enfermera en el Hospital Shrubland Park durante la Primera Guerra Mundial. Shrublands Park era una propiedad de la familia Saumarez y utilizado como hospital durante las dos guerras mundiales. 
Óleo 50x39cm . Enfermeras con paciente. 1919. M. Saumarez.
Marion Saumarez era la hija de James, cuarto Lord de Saumarez y descendiente de una línea de oficiales con servicio distinguido en la marina británica, su madre, Lady de Saumarez (nacida Jane Ann Broke), era heredera de siete casas grandes y tierras en Suffolk. La finca de Shrubland Park, era el hogar de la familia Broke-Saumarez, situada no muy lejos de Ipswich, Inglaterra. 
Autoretrato. Marion Saumarez.
A principios del siglo XX, Lord de Saumarez alquiló un apartamento en París, dónde Marion tubo la oportunidad ideal para desarrollar su interés por la pintura. Estudió en la Académie Julian durante siete años, una academia que dio a las mujeres la misma formación en arte que a los hombres. Su talento fue reconocido a sus veintiún años cuando obtuvo una Mención de Honor por su obra expuesta en el Salón. En 1906 expuso en Londres y París, especializándose en pintura de retratos. Durante la Primera Guerra Mundial, Marion pintó dos obras como memoriales de guerra, en Helsington, Cumbria y cerca de su casa, en la Iglesia de San Andrés, Tostock, Suffolk. 
Después de la guerra, Marion vivió con sus padres en su casa de campo, Shrublands Park, fue miembro del Club de Bellas Artes de Ipswich, donde exhibió varios trabajos. Posteriormente se mudó a Grantchester, cerca de Cambridge. Soltera, murió a la edad de noventa y tres. 
Sus pinturas se pueden encontrar tanto en colecciones privadas como públicas. Un ejemplo de su trabajo se puede ver en la Iglesia de San Andrés, Tostock, Suffolk, que contiene la pintura "El Altar del Sacrificio", que se encargó como monumento parroquial a los que murieron en la Primera Guerra Mundial. La de las enfermeras y el paciente está en British Red Cross Museum and Archives. 

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lunes, 22 de abril de 2019

La enfermera Anita Tracey y la higiene bucal.

Anita Tracey y su equipo han demostrado que la higiene bucal reduce un 50% las infecciones postquirúrgicas. 
Según el proyecto de investigación llevado a cabo durante dos años, se recomendó a los pacientes que iban a someterse a cirugía cardíaca en el Departamento de Cirugía de Pulmón y Corazón, que realizarán una higiene oral sistemática antes de operarse, para investigar si seguir las pautas clínicas para la higiene oral podría reducir el número de infecciones adquiridas en el hospital.

"Entre los pacientes que siguieron las recomendaciones del cepillado dental y uso de enjuague bucal con clorhexidina, se redujo la infección en un 50 por ciento (del 12,5 al 6,2), y menos infecciones hospitalarias significa menos sufrimiento para los pacientes, menos consumo de antibióticos, menos días hospitalizados y un ahorro de gasto hospitalario notable”, según informó la enfermera.
La razón por la que la higiene oral sistemática tiene ese efecto es que realmente hay muchas bacterias en la cavidad oral, y en relación con, por ejemplo, la intubación y otras intervenciones pueden extenderse a otras partes del cuerpo. No es un problema si la persona está sana y saludable, pero puede serlo, cuando no es así o cuando el sistema inmunológico está debilitado.
Específicamente, durante dos días antes de la operación, los participantes se cepillaron los dientes cuatro veces al día y luego se enjuagaron la boca con gluconato de clorhexidina, que actúa como un agente bactericida. Cuando llegan los pacientes, una enfermera realiza un seguimiento de si se ha realizado la higiene oral preoperatoria y garantiza que la higiene oral se mantenga hasta el día después de la operación.
Los buenos resultados del proyecto de A. Trace, ha hecho que su proyecto se extienda al resto del hospital y que pueda ser útil en los centros hospitalarios en general.
“El proyecto construye puentes entre el conocimiento teórico y la vida clínica diaria y el sentido común. No es algo que requiera mayores recursos, sino solo una mayor atención, y si usted, como paciente, tiene que elegir entre lavarse la cara o cepillarse los dientes, entonces la decisión es clara desde una perspectiva de calidad”, afirma A. Trancey. 
El proyecto se llevó a cabo como una colaboración entre el Departamento de Cirugía de Corazón-Pulmón, la Región de Jutlandia del Norte y el Centro de Guías Clínicas y con el apoyo del Ministerio de Salud. Las infecciones hospitalarias son responsables de 37.000 muertes al año en Europa.

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Publicado 31 diciembre 2018 en



martes, 16 de abril de 2019

“Julia” Enfermera contra el racismo. Serie de televisión.

A mediados de los años sesenta del pasado siglo en plena lucha por los derechos civiles, contra la segregación y discriminación racial en Estados Unidos, era una provocación que el protagonista de una serie de televisión fuera una mujer y negra, en el papel de la enfermera Julia Baker. 
Título: Julia, 86 episodios de 24 min desde Sep 1968 - Mar 1971. Este es el caso de Diahann Carroll, la primera, afroamericana como se suele decir hoy, protagonista de una comedia centrada en una mujer negra perteneciente a una clase media acomodada, educada en la universidad y que trabaja de enfermera. Y por tanto alejada de los papeles reservados para los negros, siempre secundarios y que por lo general hacían de sirvientes o similares.  
Sinopsis: Julia Baker era una joven viuda que había perdido a su marido en la guerra del Vietnam, que debía compatibilizar su trabajo de enfermera en la consulta del responsable médico de una gran industria aeroespacial, con la crianza y educación de su hijo Corey de seis años, en los principios de la igualdad racial y de respeto a todo el mundo.
 
Todo comenzó cuando Hal Kanter-  un importante productor en los albores televisivos tras haber de convicciones muy liberales y progresistas había escrito guiones en la década de los cincuenta para “Beulah” la primera comedia con una actriz negra (la gran Hattie McDaniel) de protagonista aunque en el arquetípico papel de sirvienta, que era lo máximo que se les dejaba interpretar para no importunar al público de la época en especial en los estados sureños- fue invitado a una reunión de la NCAAP, la asociación que defiende los derechos de los negros en Estados Unidos. En la reunión tuvo la oportunidad de conocer y hablar un largo rato con el presidente de la NCAAP, sobre el tema de la visibilidad inexistente de las mujeres negras en la televisión de la época, más allá de esclavas y sirvientes y siempre en papeles secundarios.
Los tres protagonistas de la serie Julia. 1968-71.
Kanter salió muy concienciado de la reunión y decidió hacer algo al respecto, escribiendo un guión revolucionario de una comedia centrada en una mujer negra perteneciente a una clase media acomodada, con una casa en las afueras, educada en la universidad y que trabaja de enfermera. 
El guion entusiasmó a su agente que lo vendió rápidamente a la cadena NBC, que apostó fuertemente por romper esa barrera racial en su programación, aunque mostrando una mujer negra bastante asimilada a la cultura blanca predominante, lejos de los problemas y disturbios raciales de los guetos, además de no tener ninguna figura masculina negra preeminente en su vida tras haber enviudado. 
Dianhann Carroll junto a  Lloyd Nolan en la serie Julia. 
La serie se comenzó con el título de “Mama’s Man”, en referencia al hijo de la protagonista y centro de su vida, pero una vez eligieron como actriz principal a la estrella de Broadway, Diahann Carroll, ésta y sus influyentes amigos como Harry Belafonte, pidieron un cambio de nombre para evitar la referencia matriarcal y mostrarla desde el título como una mujer fuerte e independiente, por lo que al final se decidieron por el nombre de “Julia”, como pueden ver en la cabecera.
Su aparición en medio de una época caracterizada por enormes tensiones en todo el país con el auge de grupos como los Panteras Negras, fue una especie de apaciguador cómico que se instaló rápidamente en el Top 10 de audiencias semanales, convirtiéndose en un éxito sorpresa incluso para la propia cadena NBC, que no se esperaba semejante rendimiento de una apuesta tan arriesgada para la mentalidad todavía tan racista de la época.
La trama: Julia era una comedia de situación, cuyo objetivo más que buscar las carcajadas del público, era hacerles sonreír con conflictos de baja intensidad donde la raza jugaba un papel predominante, buscando presentar una familia como cualquier otra, con la única diferencia del color diferente de su piel.
Fotograma de uno de los capítulos de la famosa serie Julia.
El tono humorístico que utilizaba era irónico y sarcástico, buscando los dobles sentidos desde el episodio piloto, con una escena que marcó la serie para siempre, como fue la entrevista telefónica de trabajo entre Julia, la enfermera y el médico Morton Chegley, en la que cuando éste le ofrece el trabajo , Julia le comenta que es de color, el médico le pregunta “¿De qué color?”, ella le dice “negro”, a lo que el médico en una gran replica le pregunta si siempre ha sido negra o es algo pasajero para ir a la moda, para restarle importancia al tema racial y darle confianza a su nueva empleada, aunque no se corta en decirle que venga arreglada a la consulta, pero esa es otra guerra.
La serie se desarrollaba en dos ambientes principales, el laboral y el familiar. En el trabajo Julia era mostrada como una magnifica profesional, intachable en su trabajo como enfermera y un médico bastante gruñón en su fachada exterior, pero de gran corazón que no toleraba la más mínima insinuación racista de sus pacientes o jefes contra la enfermera.
Dianhann Carroll junto Marc Copage como Corey, el hijo de Julia.
En el ámbito familiar y personal, Julia era una excelente madre muy preocupada por educar bien a su hijo en la ausencia de una figura paterna, el chaval era bastante espabilado y mostraba esa ingenuidad que tienen los niños a su edad, como muestra en su relación con su mejor amigo, el hijo de sus vecinos, un niño blanco que se convirtió en su compañero habitual de travesuras. 
Julia tenía sus citas y relaciones con hombres negros, interpretados por actores tan conocidos como Fred Williamson o Paul Winfield, pero siempre dentro de los cánones de mojigatería que marcaba la televisión de la época, donde cualquier relación sexual fuera del ámbito matrimonial estaba  completamente prohibida y donde Julia ponía a su hijo por encima de todas las cosas, como en este vídeo sobre unas navidades en las que flotan los recuerdos sobre el padre y marido ausente.

El análisis de Julia va estrictamente ligado a la época en que se emitió, ya que por aquel entonces hubo opiniones contrapuestas, tanto en la comunidad negra más combativa, que consideraba que “Julia” era un producto demasiado blanco y tibio para representar la lucha por la igualdad racial, mientras que para la población blanca, el problema era el inverso al tener que acostumbrarse a ver a una actriz negra protagonizando una serie como una persona normal cualquiera.

Su emisión en España, por la televisión única de la época, era todo un acontecimiento, muy lejos todavía de la sociedad multirracial que somos en la actualidad y ver una actriz negra como protagonista era toda una novedad y si encima la serie era divertida mucho mejor.
Diahann Carroll fue la primera gran estrella afroamericana de la historia de la televisión, el equivalente femenino de Bill Cosby. 
La serie tuvo una excelente primera temporada gracias a la enorme novedad que suponía, lo que iluminó al resto de las cadenas que empezaron a explorar ese nuevo mercado con series de corte parecido que compitieron por ese nicho de población, a partir de la segunda temporada, lo que erosionó bastante sus audiencias.
 Premios: 
1970: Emmy: Nominada a Mejor actriz de reparto en comedia (Lurene Tuttle). 
1969 Emmy: 4 nominaciones, incluyendo Mejor serie comedia 
1969 Globos de Oro: Nominada Mejor actriz - Musical/Comedia (Carroll) 
1968 Globos de Oro: Mejor estrella femenina de TV (Carroll). Nom. a Mejor serie

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viernes, 12 de abril de 2019

Silueta de enfermera. Autora Wallie Spatz. "La Reina de la Silueta"

Ruth Wallie Spatz fue una mujer que se hizo famosa realizando con precisión las siluetas en blanco y negro de otras personas, incluso con ciertos detalles del rostro, las protuberancias en la nariz, los mechones de cabello, etc. revelando aspectos precisos de sus personalidades.
Solo usaba tijeras y sus ojos, pero de alguna manera capturaba algún aspecto de la personalidad: un bate de pestañas, el hundimiento de los hombros o el estrés en el cuello. Y así es como si miramos una de sus siluetas, llegamos a conocer al niño demasiado nervioso, la enfermera que da seguridad o al soldado temeroso antes de ir a su destino. Sus siluetas convirtieron a Spatz en una artista conocida cuyo talento y curiosidad la llevaron por todo el mundo.
"Siempre he sido capaz de hacerlo desde que era una niña", “Vi una película cuando tenía unos 15 años, donde una niña cortaba siluetas. Volví a casa del cine y me puse a hacer a mi hermana con papel de periódico. Me sorprendió que pudiera hacerlo, y ese fue el comienzo". 
Mientras aún estaba en la escuela, realizó su arte con personas en la escuela local y en las funciones de la iglesia en Mason City, Iowa, donde nació y se crio. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, ella y su familia se mudaron a Los Ángeles, California. Tenía poco más de 20 años y al principio tenía una tienda de ropa. No pasó mucho tiempo antes de que se corriera la voz de que podía hacer imágenes de silueta de personas. "Recibí una llamada de Hollywood un día", “Me preguntaron si estaría dispuesta a ofrecerme como voluntaria para hacer siluetas de soldados”.
Así comenzó todo. 
Wallie Spatz  frente a la entrada en su trabajo en Hollywood, donde realizó siluetas que fueron un gran éxito entre los militares.

Hizo las siluetas durante la Segunda Guerra Mundial en el Hollywood Canteen en Los Ángeles, dónde se concentraban los soldados antes de ser enviados al extranjero. Ahí fue donde conoció a su esposo, el Dr. Hugo Spatz y se casaron después de la guerra.
Poco a poco las  siluetas de Wallie continuaron atrayendo el interés y finalmente ya famosa, viajó siempre acompañada de su marido, a lo largo de Estados Unidos y Europa, recorriendo 91 países.
Entre sus siluetas más famosas están las del presidente Lyndon Johnson y el papa Juan Pablo II.
Los Spatz se mudaron a Port Charlotte en 1980, donde rápidamente se dieron a conocer en la comunidad, especialmente por su filantropía. 
Wallie donó gran parte del dinero ganado con sus trabajos a diferentes organismos y fundaciones de carácter humanitario. Donó 500,000 $a la Fundación Comunitaria Edison. Un edificio en el campus de Punta Gorda ahora lleva los nombres de los Spatz.
Durante la entrevista de ésta publicación, Wallie, a pesar de los años aún podía realizar una imágen en un par de minutos. 
"Por su generosidad, los estudiantes de Edison tendrán la oportunidad de vivir la vida que ahora solo podían imaginar", dijo el Presidente de la Universidad de Edison, Pat Land, durante la dedicación del Dr. Hugo D. y Wallie Spatz Hall en 2008.
También ha contribuyó a la Coalición de Personas sin Hogar del Condado de Charlotte, al Museo del Patrimonio Militar y a la Fundación Comunitaria de la Costa del Golfo de Venecia.
Su marido, Hugo, falleció en 2000 y ella el 16 de agosto de 2011 a los 95 años.

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viernes, 5 de abril de 2019

Las enfermeras en la Guerra de Malvinas.

En estos días se cumplen 37 años de la Guerra de Malvinas (del 2 abril – 14 junio de 182), un acontecimiento bélico que marcó la vida argentina y la del régimen militar en el poder.
La falta de reconocimiento o quizá la discriminación en el trato por parte del Estado y el Ejercito, a la labor que hicieron las enfermeras durante el conflicto, y más aun, cuando si se les hace a otros profesionales de igual o similar rango, pero de genero masculino, han hecho que el grupo de las 14 enfermeras, hayan decidido actuar y exigir incluso en litigio con el Estado, su digno reconocimiento a la función que desempeñaron.  

Alicia Mabel Reynoso es una de las 14 enfermeras de la Fuerza Aérea que participaron de la Guerra de Malvinas. Durante casi 30 años se mantuvo en silencio sobre los días de horror que le tocó vivir. Como tantas, trabajó, se casó, tuvo hijos, se separó. Vivió. 
“Cuando terminó la guerra, seguimos trabajando. Nos dijeron que no podíamos hablar de lo vivido. Éramos personal militar y acatamos la orden, como corresponde. Pero también nos metimos nosotras mismas en un caparazón”. 

Pero en 2010 tuvo un intento de suicidio y debió empezar terapia. “Después de muchos años empecé a preguntarme por qué. Por qué no éramos reconocidas y no es que sea por un tema económico. En terapia me sacaron una parte muy oscura en mi vida, cosas que no podía contar. Y cuando lo hice, empecé a sanar por dentro. Es un daño que no se va a reparar nunca pero que puede sanar al contarlo”. Mis compañeras también se han animado a hablar, en gran parte por el daño que nos han dado al tratarnos así. Cuando tienes nombre y trabajas entre los pares y no te reconocen, es muy triste. 
Cuando decidí contar nuestra historia, como no soy escritora, no sabía cómo enfocarlo. Hace unos años decidí hablar con Beatriz Morrone, una master en enfermería que me guio. Me dijo que escribiera lo que pasó, tal cual lo viví, ni más ni menos. Fue contar cuál era la función de la enfermera, poner a la enfermería argentina en un lugar preponderante.  Siete años después, publicó un libro donde narra sus experiencias en el hospital de la Fuerza Aérea en Comodoro Rivadavia entre el 6 de abril y el 10 junio de 1982, cuando tenía 24 años.
Posteriormente entro en litigio con el estado por ese reconocimiento, que ha ganado en primera instancia, lo que sienta un precedente para las demás enfermeras. Estamos hablando de reconocimiento por lo que hicimos, la entrega y nuestro compromiso con cada soldado. Hay un médico que hizo lo mismo que yo y es reconocido y por qué nosotras no”. 
En su libro “Crónicas de un olvido” (Editorial Libris), cuenta en historias pequeñas, lo que vivieron, la verdad, concreta y precisa. Sin sensacionalismo.   

Las integrantes del grupo, militares y civiles, buscan que sus iguales y sus superiores las reconozcan de hecho como veteranas y sus nombres son, Mónica Rodríguez, Mónica Rosas, Gladys Maluendez, Mirta Rodríguez, Sonia Escudero, Helda Soloaga, Stella Maris Botta, María Marta Arce, Liliana Colino, Gisela Bassler, Esther Moreno, Stella Morales y Alicia Reynoso.

El origen de la guerra fue el intento por parte de Argentina de recuperar la soberanía de las islas, a las que las ONU consideran territorios en litigio entre Argentina y el Reino Unido, aunque este último los administra y explota. Su descubrimiento es motivo de controversias; fueron ocupados en forma sucesiva por España, Francia, Argentina y el Reino Unido, en la actualidad​ Argentina considera que estos territorios se encuentran ocupados por una potencia invasora, y los considera parte de su territorio. ​ El saldo final de la guerra en vidas humanas fue de 649 militares argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños. 

La derrota en el conflicto precipitó el fin de la Junta Militar de la dictadura argentina autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, que gobernaba el país. Posteriormente, en octubre de 1983, se realizaron elecciones, y en diciembre de ese año, se instaló un gobierno democrático.

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