En la Grecia Clásica, las comadronas o
“maiai” (partera), gozaban de elevada dignidad y alto reconocimiento social, en
estrecha relación con los filósofos, lo mismo que el arte de la Partería, o
Mayéutica. La ley ateniense exigía para ejercer este oficio, haber sido madre y
no estar ya en edad de procreación.
La madre de Sócrates, Phainarité, fue
comadrona y de la analogía que estableció el filósofo con el oficio de su
madre, nombró Mayéutica a su método filosófico.
Las parteras atenienses sabían más sobre
las mujeres y la reproducción que cualquier médico hipocrático, quien seguía
quedando excluido de la atención al parto salvo, una vez más, como ejecutores
de embriotomías.
Además de asistir al parto, controlaban
el embarazo haciendo indicaciones sobre alimentación, hábitos nocivos,
ejercicio, relaciones sexuales.
Prescribían afrodisíacos y
anticonceptivos, inducían abortos, decidían sobre el futuro de los recién
nacidos y hasta arreglaban casamientos.
Había divisiones entre las que eran
poseedoras de una experiencia y destreza superior y conocimientos de farmacología
dietética y cirugía, requeridas para asistir partos distócicos, ocasionalmente
junto a un médico varón, y las que por su menor formación eran llamadas en casos
de partos sencillos.
Durante el parto que se realizaba en
casa la comadrona usaba la silla obstétrica, drogas como la Artemisa para
acelerar el parto, ejercicios respiratorios para disminuir el dolor, masajes
vaginales con aceite para facilitar el alumbramiento, dilataciones de cuello,
versiones internas al objeto de obtener presentaciones cefálicas, usaban el tacto
vaginal y describían la morfología del útero grávido.
Esta atención pre hipocrática
estaba basada, como vemos, en lo sobrenatural y lo empírico.
Dos siglos más tarde el panorama cambió
y como consecuencia la actitud respetuosa hacia las comadronas fue cambiando
para dar paso a los hombres de ciencia quienes fueron los encargados de asistir
los partos y proscribiendo de alguna manera los cuidados de las mujeres.
Lo reafirma la leyenda de Agnodice (300
a. de C.), comadrona de Atenas que en rebeldía por esta nueva forma de proceder
de los atenienses se disfrazaba de hombre para asistir los partos, cuyo interés
por proveer de atención a las mujeres que sentían innumerables reparos frente a
la ayuda masculina, le llevó a transgredir las normas en su afán de conocer la
ciencia.
Más información en:
http://visualizingbirth.org/classical-greek-image-of-woman-giving-birth
- Parteras, comadrónas, matronas, evolución de
la profesión desde el saber popular al conocimiento científico.
Dr. D. Fernando Conde Fernández el día 13 de
diciembre de 2011.
- Mitología, medicina y enfermería en la Grecia
antigua. Pilar Darriba Rodriguez. Supervisora de formación continuada de Enfermería.
C.Hosp. "A.Marcide. Ferrol.
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