domingo, 9 de julio de 2017

Paquita Melgar enfermera de la Cruz Roja. 1909.

Paquita trabajó en el Hospital del Cabañal de Valencia, durante la Guerra del Rif, también conocida como “Guerra de África”, siendo su labor tan destacada que fue reconocida y se le otorgó “la Cruz de Primera Clase del Mérito Militar” por su labor profesional y entrega.
Paquita atendiendo a un paciente encamado. Sobre la pared se vislumbra colgada la ficha del soldado, tras la enfermera aparece el lavamanos.
La Guerra del Rif, también llamada la Segunda Guerra de Marruecos o, simplemente, Guerra de África, fue un enfrentamiento originado por la sublevación de las tribus del Rif, una región montañosa del norte del actual Marruecos, contra las autoridades coloniales españolas y francesa, concretada en los Tratados de Tetuán (1860), Madrid (1880) y Algeciras (1906), completado este con el de Fez (1912), que delimitaron los protectorados español y francés, cuya vida administrativa y geográfica se inició en 1907, conflicto en que participaron también tropas francesas, pese a haber afectado principalmente a las tropas españolas. 
Paquita junto a una compañera revisando la mesa con el material para curas.
En 1909, se produjo una agresión de las tribus rifeñas a los trabajadores españoles de las minas de hierro del Rif, cercanas a Melilla, que dio lugar a la intervención del ejército español. Por otra parte, las operaciones militares en   Yebala, en el occidente marroquí, ya habían empezado en 1911, con el Desembarco de Larache, lo que supuso la pacificación de gran parte de las zonas más violentas hasta el año 1914, intervalo de tiempo de lento progreso o estabilización de líneas que se prolongó hasta 1919 por causa de la Primera Guerra Mundial. Al año siguiente, tras la firma del Tratado de Fez, la zona norte marroquí fue adjudicada a España como protectorado. El comienzo del mismo lo fue también de la resistencia de las poblaciones rifeñas contra los españoles, desencadenando un conflicto que se alargaría durante años. En 1921, las tropas españolas sufrieron un grave desastre en Annual, además de una rebelión acaudillada por el líder rifeño Abd el-Krim. Los españoles se retiraron a unas cuantas posiciones fortificadas mientras Abd el-Krim llegó a crear todo un Estado independiente: la Republica del Rif. El desarrollo del enfrentamiento y su fin coincidieron con la dictadura de Primo de Rivera, que se ocupó de la campaña de 1924 a 1927. Hacia 1926 la zona había sido pacificada. Esta guerra dejó un profundo recuerdo tanto en España como en Marruecos.
Paquita sentada junto a un paciente encamado, haciendo algún registro clínico.       A la izquierda aparece un supletorio con el material de higiene y cuidados del paciente.
En la ciudad de Valencia en su puerto, estaba el edificio del Cabañal, que aunque proyectado en 1904 como lonja de pescado para venta mayorista, en 1909, recién terminadas las obras, se utilizó como Hospital de la Cruz Roja durante la guerra de África. Sus buenas condiciones higiénicas y su fácil adaptación para esta nueva función.  Debido a la amplitud de sus dos naves, la Cruz Roja las utilizó como hospital, cuando arrancaron las primeras escaramuzas de la Guerra de África, ya que los combatientes españoles que resultaban heridos volvían en barco hasta los principales puertos de la península para ser atendidos.
Atendiendo a un paciente al que acaba de ayudar a sentar para su descanso.
Los almacenes particulares de los pescadores que daban al mar se convirtieron en habitaciones de hospital y en las que se sitúan del otro lado del patio central se instalaron la cocina, farmacia, sala de operaciones, etc. y entre ambos cuerpos del edificio, en la nave central se deja el amplio patio, con luz de sol, adornado con plantas y pilas de agua, tal como queda descrito y documenta el escritor Gerardo Muñoz.
Paquita mostrando la Cruz de Primera Clase del Mérito Militar, entre otros méritos.
Una vez se comenzó a hospitalizar soldados, los vecinos de los poblados marítimos se volcaron en su cuidado. Tanto fue así, que el rey Alfonso XIII condecoró a varias familias que, de forma voluntaria, cocinaban y asistían a aquellos jóvenes. La solidaridad fue tal, que llegó a hacerse eco la prensa de la época. 
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