lunes, 24 de septiembre de 2018

La enfermería en la pintura de Henrri Gervex.

Henri Gervex se sintió impresionado por el acontecimiento bélico de su tiempo “La Gran Guerra” y aunque los motivos de sus obras eran temas clásicos o mitológicos, realizó estas obras, óleos sobre lienzos, con escenas alejadas del frente de batalla, pero no de algunas de sus consecuencias. En 1914 se desplazó hasta Poitiers, una encrucijada de trenes dónde estaba un Hospital de Campaña instalado en la misma estación de tren. A ella llegaban soldados heridos tras la batalla de Marne, que se desarrolló entre el 5 y el 12 de septiembre, con la significativa victoria de los aliados sobre el ejército imperial alemán.
Enfermeras atienden a un grupo de soldados franceses heridos, en el improvisado Hospital en la Estación de tren de Poitiers. Henri Gervex. 1915.
Durante su estancia pintó y dibujó muchas escenas de la vida cotidiana del trabajo de las enfermeras atendiendo a los soldados heridos. Obras que también se publicaron, como ilustraciones, en semanarios tan conocidos como el New York Herald, y por supuesto, en L'Illustration. Sus oleos pueden verse en el Museo de la Armada de París.
Soldados franceses heridos llegan en un tren y son atendidos por una enfermera, en Poitiers. Henri Gervex. 1915.
Henri Gervex, fue un pintor, ilustrador y pastelista francés, de reconocido prestigio, nacido en Paris en1852 y fallecido en la misma ciudad en 1929, Sus primeros trabajos pertenecen casi exclusivamente al género mitológico y otras obras de carácter clásico y escenas de la vida social de su entorno.
Enfermeras tratando a un soldado herido. Henri Gervex. 1915.
Gervex también reflejo en sus obras las representaciones de la vida moderna y logró éxito con La Operación, una paráfrasis modernizada de la Lección de Anatomía del Dr. Nicolaes Tulp de Rembrandt.
Recibió encargos importantes para pintar y decorar edificios públicos. Y los más diversos honores, de Francia, España, Suecia, Rusia, siendo en este último país el pintor oficial de la coronación del zar Nicolás II.

Una anécdota quizá significativa para su futuro y fama fue lo sucedido con su obra “Rolla”, Musée de Beaux-Arts, Bordeaux de 1878, basada en un poema de Alfred de Musset. 
“Rolla”, Musée de Beaux-Arts, Bordeaux de 1878.
Ese hombre tan dispuesto y galán que aparece junto a la ventana es Jacques Rolla, un joven adinerado que llega a París dispuesto a pasárselo en grande y que, tras unos años de continuos disfrutes de todo tipo sin preocuparse de otra cosa. Al enterarse de que está arruinado, decide acabar con su vida y pasa su última noche con Marie, una prostituta adolescente que se ve obligada a vender sus favores para poder dar de comer a su familia. Al amanecer, Rolla se asoma a la ventana para ver la calle por última vez y luego se gira para contemplar a Marie, que duerme plácidamente en el lecho, la escena de la pintura, poco más tarde beberá el contenido de un frasquito de veneno y se echará en la cama para morir en brazos de la mujer.
Henri Gervex. 1902.


Cuando pintó esta obra, Gervex ya era relativamente famoso. Con tan solo veintiséis años, había ganado una medalla en el Salón de París por uno de sus cuadros. Los artistas que recibían un galardón tenían permiso para seguir exponiendo en el Salón año tras año, sin que el jurado pudiese vetar sus obras. Sin embargo, cuando Gervex intentó exponer “Rolla” en 1878, la organización rechazó el lienzo por considerarlo “indecente”. No fue por el desnudo, que no se diferencia en nada del típico desnudo academicista, sino por la ropa que vemos sobre el sillón y a los pies de la cama: un zapato, un vestido de mujer, una liga rosa, un llamativo corsé rojo y blanco, la chistera de Rolla y su bastón. Estas ropas, esparcidas con descuido, eran testimonio evidente de la pasión amorosa desenfrenada. Las relaciones ilícitas de los personajes históricos con sus concubinas eran perfectamente aceptables para la pintura académica, pero los revolcones de un burgués de su propia época con una prostituta levantaban ampollas. Más de uno podría verse reflejado en la escena. 
Gervex no se dio por vencido y decidió exponer el cuadro en una galería comercial de París. La noticia salió en los periódicos y como era de esperar la galería se llenó de curiosos, que hacían cola en la puerta para poder ver el escandaloso cuadro. Al final, no le faltó público.

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