lunes, 28 de octubre de 2019

Enfermeras realizando un electroencefalograma a Franco.

Foto publicada por La Revista en octubre de 1984.

La actualidad política en el Reino de España nos ha hecho recordar que tan solo nueve años después de la muerte del dictador Francisco Franco, en la portada y en el interior, La Revista, sorprendía a todos al publicar varias fotos del dictador en su lecho de muerte, en algunas de ellas era objeto de alguna intervención enfermera, así aparece en el transcurso de la realización de un electroencefalograma.

La publicación fue objeto de controversia tanto desde el punto de vista político como del puramente humano, a la vez que también lo fue por la autoría de las fotos y la autorización tras compensación económica para ello.

En la publicación no aparecía ninguna declaración de las enfermeras que atendieron al anciano General en aquella situación y no fue hasta 2015, en este caso la revista “Interviú”, público una entrevista con una de las diez enfermeras del equipo, circunstancia que hace con gran emoción al relatar por primera vez lo vivido en aquellos días históricos y de cómo marcó su vida, mientras repasaba las fotos del ejemplar de La Revista del grupo ZETA publicadas el 29 de octubre de 1984. De lo narrado por ella, cuenta, que el número de enfermeras fue de diez, las encargadas de su atención continua y las que intervenía a diario para diálisis y realización de electroencefalograma y otras pruebas complementarias. También cuenta como estas enfermeras tenían que estar a disposición las 24 horas del día y como tanto para ir al trabajo como para volver a sus domicilios lo hacían acompañadas de escoltas y en coche oficial.

Como es conocida, la atención hospitalaria en el proceso final de Franco, se llevó a cabo en La Paz de Madrid, aunque ya en El Pardo le habían improvisado un quirófano de campaña para la realización de una intervención quirúrgica, al parecer en condiciones técnicas pésimas, ya que el General no quería salir de su propia residencia.
El personal tanto enfermero como médico que lo atendió según las declaraciones de la anónima enfermera, fue designado por el yerno del dictador, el cardiólogo Martínez-Bordiú y sobre quién también estaban las sospechas del mercadeo de las fotos.

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