La
foto ha movido agradablemente mis recuerdos.
Finales
de los años 70 del pasado siglo, era el primer contacto con un respirador. Parece
que fue ayer cuando siendo estudiante, quién escribe de Divertimento, recibía la información e instrucciones
necesarias para el uso de tan “complicado aparato”. Luego conocería ventiladores
muy complejos con relación al de la imagen.
En
1928, los ingenieros del departamento de fisiología de Harvard Philip Drinker y
Louis Shaw, ante la emergencia de la primera gran epidemia de poliomielitis en
California, desarrollaron el “pulmón de acero”, que consistía en una cámara que
incluía todo el cuerpo del paciente, con excepción del cuello y la cabeza, y
que lo sometía a presión negativa intermitente mediante un generador eléctrico.
Concebido por sus creadores como un “aparato para la administración prolongada
de respiración artificial”, fue el primer equipo de ventilación mecánica que
alcanzó la madurez técnica necesaria para su producción comercial. Nuevas
versiones, más seguras, livianas, y de menor costo, como el respirador mejorado
por Emerson, fueron empleadas mundialmente en pacientes de todas las edades durante
los siguientes 30 años.
No
fue hasta 1952, cuando la epidemia de poliomielitis de Copenhague marcó la hora
final del paradigma de la ventilación a presión negativa y confirma de manera
inequívoca la superioridad de la ventilación a presión positiva.
En
el hospital Blegdam se disponía de un pulmón de acero y seis ventiladores en
coraza, en un momento en que se llegó a tener hasta 70 pacientes simultáneos
que requerían de apoyo ventilatorio. Por otra parte, pese a la ventilación
tradicional, la mortalidad en los pacientes con parálisis bulbar alcanzaba el
90%. En estas circunstancias, Henry Lassen y Bjorn Ibsen establecieron un
procedimiento caracterizado por traqueotomía temprana más ventilación a presión
positiva, mediante un resucitador manual del tipo usado por los anestesistas en
pabellón. La mortalidad cayó del 90% inicial a un 40% con el nuevo método. Esta
experiencia fue determinante para la implementación de la ventilación a presión
positiva intermitente por vía endotraqueal.
Respirador de presión positiva Bennett. |
En
1953 Carl Engström construyó el primer respirador capaz de ventilar a presión
positiva. Un émbolo movido por un motor eléctrico generaba ciclos de presión
sobre una cámara que contenía una bolsa ventilatoria. Esta bolsa suministraba un
volumen predeterminado de gas al paciente durante la inspiración, mientras el
retroceso del pistón rellenaba la bolsa en la espiración.
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