La historia de nuestros
antepasados inmediatos, la literatura, etc., ha registrado muchas veces la ansiedad de los padres y la soledad de las madres en el momento
del parto. ¿Quién no recuerda en el cine alguna escena desgarradora, exagerada,
de un parto sin ayuda? ¿O aquellas otras, también típicas, del hombre
aguardando nervioso en la sala de espera, consumiendo un cigarrillo tras otro y
caminando de aquí para allá mientras intuía el dolor de su mujer al otro lado
de la puerta? Pues bien, ambas situaciones prácticamente han desaparecido, y no
precisamente porque exista la anestesia epidural o esté prohibido fumar en los
edificios públicos y los recintos hospitalarios, sino porque cada vez es más
habitual la presencia del padre en el parto, incluso en la cesárea cuando esta
no se debe a complicaciones inesperadas. Antiguamente los hombres no
participaban en estos momentos cercanos del parto, hoy son pocos los que
quieren quedar por fuera de esta experiencia.
Una enfermera se dispone
a cortar el cordón umbilical del recién nacido mientras el padre observa con
cara feliz. 1970. Archivo Hulton/Getty Images. |
La
presencia del padre en el parto es algo cada vez más frecuente, pero aun así
debe decidirse con tranquilidad, honestidad y tiempo. Más allá de las
costumbres, lo que “supuestamente debe ser”, o lo que digan los demás, esta es
una decisión de pareja, donde lo importante es que ambos se sientan cómodos y a
gusto. Algunos expertos subrayan que vivir la experiencia de a dos es muy
positivo, puesto que genera más unión en la pareja: hace que el hombre
comprenda mejor a su mujer y que se implique más en el cuidado de los hijos.
Así, tanto por acompañar y apoyar a la madre, como por recibir al recién
nacido, parece lógico que asista al parto. No obstante, no todos los hombres ni
todas las mujeres se sienten cómodos con la idea. Y eso también es lícito.
A
una mujer le puede crear mucha tensión el saber que su pareja está allí más por
obligación que por devoción, por lo que tampoco hay que sobrevalorar la
importancia de su presencia. De hecho, algunas matronas señalan que la
presencia del padre y en general, del personal sanitario masculino, puede ser
contraproducente para la futura mamá, la ansiedad de su pareja y la presencia
de otros hombres contribuirían, según esta teoría, a ponerla nerviosa, generar
más adrenalina y retrasar la producción de oxitocina, una hormona indispensable
para el parto.
El
rol del padre durante el parto va mucho más allá de sostener la cámara de fotos,
el planteamiento tiene su lógica. Sin embargo, en España solo 1 de cada 10
mujeres prefieren tener a sus hijos solas, sin compañía de la pareja o de algún
familiar que les dé ánimo y las apoye en el proceso. En este sentido, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja la presencia del padre. Y no
solamente en el parto, sino en todas las fases de la concepción. “La promoción
del papel de los hombres como parejas y padres es esencial para lograr su
participación activa y apoyo eficiente”, sostiene la OMS en un extenso
documento.
Hoy
en día el hecho de que los hombres participen durante el parto, pocas veces se
discute y en general es un hecho que se incentiva, generalizando que es una
forma de compartir la experiencia con la mujer y una “obligación” como padres.
Sin embargo, rara vez se cuestiona verdaderamente si en todos los casos es oportuno
o cuales serían los casos en que no sería conveniente o aconsejable tomando en
cuenta a cada miembro de la pareja. Este es un aspecto que se debería
elaborar durante el embarazo, pudiendo así integrar al hombre en esta
preparación, ya que muchos carecen de información real en cuanto a cuál es su
rol a la hora del trabajo de parto y el parto propiamente dicho, lo cual se considera
un proceso muy rico para la pareja para
vislumbrar cuales son las expectativas y fantasías de cada uno en estos momentos,
que es lo que necesita la mujer y si este compañero es capaz de satisfacer esta
necesidad. Para esto mismo es necesario que pueda haber estado muy al tanto de
los cambios de su mujer en este período entendiendo lo que ella puede necesitar
en esta fase cercana al parto y en el parto mismo pudiendo favorecer el
ambiente para esto. Hay ciertas necesidades básicas que es necesario
respetar y cuidar a la hora del trabajo de parto y del parto, como ser la
necesidad de privacidad e intimidad de la mujer ya que hay una sensación
de mucha exposición física y psíquica, su cuerpo expuesto y con esto su
sexualidad. Es necesario respetar de forma individual a la mujer , sus necesidades, sus tiempos y sus procesos, y no forzar decisiones.
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