Guadalupe
Hernandez, estudiante de enfermería en Bakersfield, California, se dio cuenta
que para ejercer bien su profesión debía tener las manos limpias. Para eso, y
ante la imposibilidad de tener cerca agua y jabón ante cada nuevo paciente,
creó el alcohol en gel.
En
1966 la joven estudiante, preocupada porque al realizar los
procedimientos cotidianos que le exigiría su profesión no siempre tenía a mano
agua y jabón para lavarse, es más, podía afirmar que sólo en escasas ocasiones lo hacía, por lo general, sólo al comienzo y al final de la jornada laboral podía.
Guadalupe Hernandez, la estudiante de enfermería que inventó el alcohol en gel. |
En
esa época la necesidad de que los profesionales de la salud tuvieran las manos
limpias se había convertido en un credo. Hacía casi un siglo que se habían
dejado atrás supersticiones e ignorancias al respecto. La asepsia salvaba
vidas y sabía que las enfermeras y médicos no contaban con la posibilidad de
lavarse las manos ante cada tarea y ante cada paciente. Era rigurosa la asepsia
previa al quirófano y durante una cirugía, pero no así en la atención clínica
cotidiana. También se conocían desde 1875 las propiedades del alcohol que
era utilizado como desinfectante en sanidad. Así fue que a Hernández se le
ocurrió inventar una sustancia con fuerte presencia del alcohol, que fuera
fácil de acarrear y que su fácil uso eliminará las bacteria y virus de las manos. De esa manera nació el alcohol en gel para manos.
Una
noche mientras descansaba en su casa, viendo una entrevista televisiva nocturna,
el entrevistador hablaba con un hombre que explicaba que parte de su fortuna la
había hecho con sus inventos y refería la conveniencia de patentar las
invenciones y dio un número telefónico para que algún televidente interesado
llamara para informarse mejor. A la mañana siguiente L. Hernández llamó. A
los pocos días había patentado su invento “el alcohol en gel para manos”.
Su
nombre aparece en el libro “The grow and development of nurse leaders” sobre
las enfermeras que han marcado de forma singular la historia de la profesión,
entre las también están la archiconocida Florence Nightingale y también Jean
Ward, que gracias a su poder de observación ayudó a combatir la ictericia en
los recién nacidos, y que fue motivo de la publicación en este blog el 5 de febrero
de 2019.
Aunque
el alcohol en gel se convirtió en un producto que durante dos décadas sólo
utilizaron prácticamente los profesionales sanitarios, sin embargo, hubo
que esperar hasta la epidemia de Gripe A en 2009 para que se convierta en un
producto verdaderamente popular y demandado por todos. Las campañas de
concientización para el lavado de manos, vinieron acompañadas de
recomendaciones de suplir en caso de ser necesario al agua y al jabón con este
producto que para ese momento ya tenía casi medio siglo de vida, pero para muchos
constituía una novedad.
Desde
hace unos años se ha convertido en una costumbre que los sanitarios se froten
las manos con este producto cada vez que entran y salen de una habitación; y
también cada vez que empiezan y finalizan una consulta con un paciente. Desde
que se arraigó esta nueva conducta, este nuevo hábito, los estudios científicos
muestran una contundente baja en el porcentaje de infecciones
intrahospitalarias y en las enfermedades del personal sanitario.
Desde
entonces el alcohol en gel se convirtió en un elemento de higiene común. Se
lo ve sobre escritorios, en oficinas públicas, en dispensadores en baños, a
mujeres sacarlo de su cartera en el transporte público, en las mochilas
colegiales de los chicos. Su aspecto exterior se fue sofisticando. Ante mayor
competencia las compañías buscaron seducir al comprador. Distintos sabores,
colores y formatos. Las ventas crecieron exponencialmente en la última década.
Es usual encontrar dispensadores adosados a las paredes de los más diversos
lugares, negocios y dependencias públicas.
En situaciones como la actual con la
pandemia por coronavírus se ha hecho casi indispensable para cada uno que salga
de su casa, como las llaves, el teléfono móvil o el dinero y por ello el alcohol en gel fue el primer producto
en agotarse en los supermercados. La gente corrió a procurarse un stock del
mismo.
Lo
mejor es lavarse las manos con agua y jabón. Ese es el método más eficaz
para prevenir enfermedades. Sin embargo, en caso de que no se pueda o que esa
operación se dificulte, recomiendan el uso del alcohol en gel que elimina
más del 99% de las bacterias y gérmenes. Utilizando el alcohol en gel sólo
de secundaria, tal como Lupe Hernández lo pensó en Bakersfield en 1966.
Más
información y fuentes:
https://www.diariosur.es/malaga/formula-elaborar-casa-20200310214055-nt.html
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