En los niños, las dosis de
medicación se calculan en función del peso, pero ¿qué sucede cuando no tenemos
cerca una báscula, o en caso de una urgencia? Tras demostrar que las
herramientas que se empleaban hasta ahora en nuestro país para estimar el peso
no son fiables, un grupo de enfermeros del Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces de Vizcaya, en colaboración con
tres ingenieros biomédicos, han desarrollado una cinta métrica, denominada
Cinta Bilbao 2019, para estimar el peso con un alto índice de fiabilidad: el
margen de error del 97% de sus estimaciones es inferior al 20%.
Sendoa Ballesteros, coordinador del proyecto
Cinta Bilbao 2019.
FOTO:
Fernando Gómez. UPV/EHU
En total han tardado tres años en desarrollar su idea que ha ido surgiendo casi por casualidad, tras la evolución de diversas investigaciones previas. Como cuenta Sendoa Ballesteros, el enfermero que ha coordinado el proyecto “todo surge tras un estudio de revisión, recabamos los sistemas, las herramientas más habituales de estimación y los probamos en una muestra de más de 500 niños que venían a urgencias, donde comprobamos los datos reales con las estimaciones que nos daban. Cuando finalizamos llegamos a la conclusión de que no funcionaba ninguna y era mejor no utilizarlas, pues el hacerlo conllevaba un riesgo importante de cara a poner la medicación a los niños”.
Su siguiente reto entonces fue idear
una herramienta que realmente fuese útil. Empleando big data, con
grandes muestras de mediciones de niños de todo Bilbao, diseñaron unas fórmulas
de predicción de peso que llamaron Fórmulas Bilbao 2018. “Llegamos a
implementar esas fórmulas en una app que el Servicio Vasco de Salud asumió,
pero después de verlo con el resto del equipo, que eran ingenieros biomédicos,
pensaron que con inteligencia artificial esas fórmulas se podían mejorar”. Así
llegaron a las Fórmulas Bilbao 2019, que crearon gracias a los datos de más de
11.000 niños y “que funcionan extraordinariamente bien. El problema es que
necesitamos un ordenador para hacer los cálculos, y en una ambulancia, en una
urgencia, es poco práctico. No se podían aplicar”, detalla Ballesteros.
Sin embargo, a partir de su
algoritmo de inteligencia artificial crearon la cinta Bilbao 2019. Para ello
trasladaron centímetro a centímetro los resultados de las estimaciones a una
cinta métrica. Como explica este enfermero que trabaja en el Hospital Santa
Marina de Bilbao, “se trata de una cinta similar a la de las modistas, un poco
más ancha, la extendemos a lo largo del niño y con ello calculamos su altura.
En base a esa medición, la cinta nos da tres valores de estimación del peso,
para elegir la más acorde a su complexión, en función de si es delgadito, tiene
una complexión normal o está más gordito. El clínico elige la complexión y a
partir de ahí se pueden calcular las dosis de los medicamentos, los parámetros
del respirador volumétrico, etc. Además, la cinta también nos da una estimación
de la edad más probable de ese niño”, relata. Otra de las ventajas con que
cuenta la cinta es que también relaciona el peso estimado con el código de
color Broselow, que indica el cajón del carro o bolsa emergencia en
el que se encontrará el material de reanimación necesario para la asistencia de
un paciente de esas características.
Validación científica
Posteriormente han validado su
invento con una muestra de más de 780 niños que acudieron a los servicios de
urgencias de los hospitales bilbaínos, donde compararon los datos reales de
peso y talla con las estimaciones derivadas de usar la cinta. “Los resultados
fueron sorprendentes, pues en el 75% de las estimaciones de este algoritmo,
existía un error inferior al 10% con respecto al peso real. En el 97% de las
estimaciones, el error era inferior al 20%. Estamos hablando de que ofrece un
rango de error menor que el de ninguna otra herramienta de las que existen en
la literatura”, explica Ballesteros, para quien el hecho de funcionar tan bien
se debe a que se han utilizado directamente parámetros de niños españoles, por
lo que “es razonable pensar que en cualquier ámbito geográfico con el que
compartamos rangos antropométricos va a funcionar igualmente bien”,
especialmente en los países de la cuenca mediterránea.
Patente y comercialización
El diseño de la cinta lo registraron
en la Oficina Europea de Patentes en junio de 2021, con un éxito fulgurante.
“En julio ya teníamos un comprador interesado. En septiembre se hizo la
transferencia y el registro a nivel comunitario, pues la idea es la idea es
comercializarlo en otros países de Europa”. Algo que ya se ha realizado en
nuestro país, pues Élite Bags, que fue quien adquirió la patente, ya lo está distribuyendo en España desde el
pasado mes de enero. De hecho, su invento ganó el premio a la innovación de
procedimientos enfermeros en el último congreso de EnferInnova. Además, lo que
han logrado por la patente no revierte en los autores, sino en el propio
Instituto de Investigación Biocruces. “Aunque no nos hayamos llevado un duro
por la patente estamos muy contentos con el resultado, pues nos asegura poder
financiar futuras investigaciones. Para todos nosotros ha sido una grata
sorpresa que, con el esfuerzo y la colaboración y cooperación de otros
colectivos hayamos llegado a esto. Sobre todo, nos anima mucho a seguir con la
investigación cooperativa. Hemos visto cómo los enfermeros podemos hacer
grandes cosas, pero si nos juntamos con otros profesionales multidisciplinares,
que den otro punto de vista y que cuenten con otras herramientas podemos
conseguir potenciar muchísimo la producción y la calidad de la misma”.
Más información y fuentes:
https://www.urgenciasyemergen.com/cinta-bilbao-2019/
https://www.ehu.eus/es/-/cinta-bilbao-2019
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