En plena II Guerra Mundial y ante la adversidad, la actitud ha de ser siempre POSITIVA.
Para
aquellos que piensan que eso de lanzar besos es cosa de ahora en el Facebook y
de las autofotos con la cámara de los teléfonos móviles. Ahí tenéis a éstas
enfermeras militares, adelantadas a su tiempo, como casi siempre.
Sea con el nombre que sea, autofotos /selfies, hay
una cosa clara y es que han
existido desde que nació la fotografía. Antes ya había otros recursos como los
dispositivos de disparo automático o, algo más simple, pedirle a otra persona
que nos hiciera la foto. El aumento de autorretratos y la expansión de esta
moda, está teniendo efectos sociales de todo tipo, incluso peligrosos como accidentes
con graves resultados, hasta con muertes,
y otros como las operaciones de rinoplastia que han aumentado hasta un 15%.
Según Jorge Planas, director médico de la Clínica Planas, tiene
mucho que ver con la propagación de las selfies. “Este
tipo de fotografía refleja mucho más las dimensiones de nuestro cuerpo, también
de la nariz, por lo que ha existido mucho más demanda”. El cirujano plástico deja claro que es
importante “saber valorar cuando tienes que aconsejar que el paciente no se
opere, ya que muchas veces los complejos sólo están dentro de la cabeza”, por
lo que admite que “de las personas que han venido con esta demanda, a
consecuencia de las fotografías, descarto más que el resto”, y avisa que “las
fotografías distorsionan muchas veces la realidad”.
Entonces, ¿por qué el autorretrato se ha convertido ahora en un fenómeno
social? Todo apunta a que hay dos factores claves en el impulso de esta
modalidad fotográfica: la facilidad implícita en las nuevas tecnologías y la
posibilidad de exposición y exhibición posterior a través de las redes sociales.
Según Ferran-Ramon Cortés, “esta facilidad ha hecho que muchas personas se
enganchen a las selfies y vayan por el mundo haciéndose fotos en cada momento”. Para el
comunicador, “no es tan significativo hacerse autofotos en sí como el uso
posterior de exposición en redes y difusión”, algo que, según el propio Cortés,
“sí que refleja un claro egocentrismo y/o exhibicionismo. De alguna manera,
antes los autorretratos eran materia personal y ahora es material social, y
esto sí que indica un comportamiento que puede resultar patológico”.
La psicóloga de PSIGMA, Anna Perelló, cree que hay que darle un poco más de tiempo al
fenómeno para hacer una valoración psicológica de esta moda: “Es una tendencia
que va en consecuencia con la tendencia de demostrar que estás y poder guardar
ese momento”. Para Perelló, uno de los factores claves de la expansión de las selfies es que “potencia mucho más nuestra autonomía y
libertad, ya que no necesitas la ayuda de nadie más para ejecutarla”. La
psicóloga cree que una segunda variante a tener en cuenta es la posterior
exhibición de la fotografía: “Hablamos de un tipo de retratos que, en
ocasiones, no son ni bonitos, simplemente son fotos destinadas a mostrarse a
los demás, hay una necesidad clara de compartir”.
Rafael Santandreu, psicólogo autor del libro Las
gafas de la felicidad , piensa que no hay que demonizar la moda de las selfies, y
señala que “el problema es el uso que tú haces de ese tipo de fotografía”. Para
el terapeuta, el autorretrato tiene un punto muy positivo ya que “captar los
momentos de alegría con las personas queridas y darles la importancia que se
merecen es un buen ejercicio zen y de apreciación”, aunque también alerta que
“se convierte en un peligro en el momento en el que las hacemos por puro
endiosamiento personal”. Por su parte, Ferran-Ramon Cortés cree que un autorretrato
es más viral actualmente que otro tipo de fotografías porque “tiene que ver con
la excepcionalidad de las situaciones y nos pone como protagonistas del evento
o la situación que estamos viviendo”.
Fuente de la foto y más información:
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