martes, 9 de agosto de 2016

Una enfermera y recién nacido. Mongolia.

Una enfermera muestra a un bebé firmemente envuelto de forma tradicional.

En Mongolia la población es tan escasa que el Gobierno paga a sus ciudadanos para que tengan descendencia, ya que es una de las regiones más despobladas del planeta. Es casi tan grande como Alaska, pero sólo tiene 3 millones de habitantes. Al hecho de que ya no son muchos habitantes, se añade que ahora además no tienen tantos hijos como antes. La baja tasa de natalidad ha hecho que desde hace algún tiempo las autoridades ofrezcan serios incentivos para que las familias tengan descendencia. Las mujeres que tienen seis o más hijos reciben una medalla de la Orden Primera de la Maternidad Gloriosa del Gobierno.
Una enfermera muestra a un bebé con su envoltorio tradicional.
                        Ulaanbaatar, la República Popular de Mongolia.
                  Fotógrafo:  DEAN CONGER / National Geographic Creative.
Las mujeres que tienen seis o más hijos en Mongolia reciben una medalla de la Orden Primera de la Maternidad Gloriosa del Gobierno, así como una paga de 200.000 tugriks, (unos 154 dólares), lo que equivale al sueldo de un mes de un trabajador industrial. Con cuatro hijos se logra el honor de pertenecer a la Orden Segunda de la Maternidad Gloriosa y 100.000 tugriks (77 dólares). En algunos casos se trata de un pago anual, aunque lo normal es que sea una paga trimestral. Entre 1970 y 1975 la tasa de nacimientos media de Mongolia era de 7,33 hijos por mujer. En 1989, cuando cayó el Muro de Berlín, la tasa era de 4,6 niños. 
La tasa de fertilidad de Mongolia fue aún a peor en 1991, cuando se derrumbó la URSS y con ello desapareció su contribución a casi una tercera parte del PIB regional. Mongolia comenzó entonces el complicado viaje desde una economía socialista soviética hacia una democracia con economía de mercado. "Tras 70 años de desarrollo socialista los habitantes de Mongolia descubrieron en 1991 que su mundo se había vuelto del revés", explica Thomas Spoorenberg, un demógrafo de la ONU especialista en Mongolia. "Cuando suceden cambios a tan gran escala y la vida es incierta, a la gente le preocupa tener muchos hijos. Y Mongolia siguió ese patrón". Las cifras hablan por si solas
En 2005 la tasa de fertilidad de Mongolia había alcanzado su récord histórico, de 1,95 hijos por mujer, cuando el promedio mundial estaba en 2,3. Desde entonces, y gracias a una mejora de los inventivos gubernamentales a las familias en 2006, la tasa ha comenzado a aumentar. Según las estadísticas oficiales de Mongolia, la tasa de fertilidad en 2009 fue de 2,69 hijos por mujer (el promedio mundial entre 2005 y 2010 es de 2,5).Mongolia siempre ha estado un poco obsesionado con la población. Al igual que muchos otros países soviéticos, especialmente en los que el trabajo escasea y los inviernos son duros, la población siempre ha sido un punto fundamental. De hecho,  la antigua URSS nunca escatimó sus esfuerzos para lograr aumentar la población de Mongolia. Durante el periodo de fricción chino-soviética en la década de 1960, los trabajadores chinos fueron expulsados de Mongolia, lo que provocó una crisis de mano de obra. Entre los crímenes de los que se les acusó, según la ley local, estaba la posesión y distribución de preservativos y métodos anticonceptivos. 
Evitar la descendencia era un delito penal. Con el paso de los años la política de natalidad de Mongolia se convirtió en lo opuesto de lo que ocurría en la vecina China, con su ley de "hijo único". De hecho, se decía a los ciudadanos que "tener hijos era la obligación patriótica de cualquier mujer de Mongolia". Se incentivaba tanto que la legitimidad de la descendencia era irrelevante. A finales de la década de 1980 casi el 20 por ciento de los niños de Mongolia habían nacido fuera del matrimonio. Un periódico informó en marzo de 1989 que 45.000 de los 870.000 niños de 15 años o menos no eran fruto de un matrimonio. Las madres trabajadoras recibían un permiso de baja maternal de 101 días y las leyes laborales eran muy flexibles con las madres con hijos menores de un año. 
 En 1989, después de la legalización previa del aborto, todas las restricciones del control de la natalidad habían desaparecido. Con todo ello en la Mongolia moderna la mejoría en la educación de las mujeres, según los expertos nacionales, se ha traducido en más mujeres que eligen no tener tantos niños como antes.
En la actualidad las mujeres mongolas retrasan mucho la edad de casarse o de tener niños. Y aquellas que tienen un hijo retrasan mucho más la distancia con el segundo.
Los interesados en ver un documental de los primeros meses, de cuatro bebés, de Mongolia, Estados Unidos, Japon y otro de Namibia, pueden picar en el enlace: 


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