lunes, 22 de enero de 2018

Las enfermeras en la Gran Guerra. En el centenario (I)

La Primera Guerra Mundial cambió mapas, destruyó imperios y dejó más de nueve millones de muertos. El 28 de junio de 1914 Gavrilo Princip asesinaba al heredero del imperio Austrohúngaro, la situación política se fue deteriorando y un mes después comenzó la Guerra, también conocida como Gran Guerra, focalizada principalmente en Europa, que comenzó el 28 de Julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918. El mundo dejaría de ser el mismo.
Enfermera con uniforme militar sobre el estribo de un auto.
Foto coloreada.
Este hecho histórico dio forma al mito de la enfermera gentil y joven,  vestida con su uniforme blanco e inmaculado, y desde entonces son unas figuras admiradas universalmente. Fue el momento de la gran irrupción de la mujer en la enfermería  profesional, siguiendo los pasos de Florence Nigtingale. 

Grupo de enfermeras. Foto coloreada.
Y también de un gran número de "enfermeras voluntarias", pues en la primavera de 1915 debido a la enorme y sangrienta ola de víctimas se vieron desbordadas debido al gran número de heridos, incluso los más altos oficiales del ejército británico se rindieron ante ellas, dada la presión del momento y el firme compromiso que habían demostrado. En esta parte de la guerra los dirigentes políticos comenzaron a invitar a las mujeres a participar en apoyo a los ejércitos de diversas formas y funciones, entre las que contaba la enfermería. 
Un grupo de enfermeras junto a los militares durante una misa de campaña.
 Foto coloreada.
El número aumento enormemente ya que miles de jóvenes de hogares de clase media con experiencia en el empleo doméstico, pocos conocimientos sanitarios, en total ignorancia de anatomía y el cuidado de heridos de guerra, se ofrecieron como voluntarias y pronto fueron colocadas en funciones en hospitales militares, y que intentaron suplir con un gran esfuerzo sus carencias ante tanta necesidad por el número de heridos . Cuando terminó la guerra, la mayoría de ellas dejaron el servicio, pero algunas de las más aventuradas viajaron hacia otras guerras.
Las que regresaron llegaron a sitios donde quedaban pocos hombres. Fue esa pérdida enorme de cientos de miles de jóvenes varones en Francia, Bélgica, Reino Unido, además de Rusia y, por supuesto, Alemania, lo que facilito o ayudo en parte la lucha por la igualdad y la extensión del sufragio a las mujeres.

Enfermera asomada en la ventana de un hospital de campaña.
Foto coloreada. 
La imagen y los uniformes de la Cruz Roja eran deseables y romanticos, pero el trabajo en sí mismo era agotador, no tenía descanso y en ocasiones resultaba repugnante y su estatus en la sociedad era poco más alto que el de las empleadas domésticas, estaban muy mal remuneradas. Tenían principalmente la función del aseo doméstico, la limpieza de pisos, el cambio de sábanas y el vaciado de bacinillas, y sólo en etapas posteriores de la guerra se les permitió que cambiaran vendajes o administraran medicamentos.  En muchos casos, no fueron recibidas con agrado, pues las enfermeras profesionales, que luchaban por algún tipo de reconocimiento con estudios y prácticas apropiadas, temían que esa enorme invasión de voluntarias no cualificadas socavara sus esfuerzos. Las relaciones entre las enfermeras profesionales y las asistentes voluntarias se reducían a una rígida e inquebrantable disciplina.

Dos enfermeras atendiendo a un soldado herido antes de entrar en el tren hospital.
Foto coloreada.
El clima de la vida en la enfermería era muy severo. A pesar de las difíciles condiciones en hospitales de campaña, en trenes, chozas, etc., los soldados fueron atendidos, consolados y cuidados, a menudo con enorme riesgo para las propias enfermeras.

Enfermeras y militares en la puerta de Arroios, Lisboa, Portugal.
Foto coloreada.
Durante el enfrentamiento bélico de la Gran Guerra, en el bando aliado y en concreto en el Reino Unido, el principal cuerpo de enfermeras profesionales era el Servicio de Enfermería Militar Imperial de la Reina Alexandra (QAIMNS). Había sido fundado en 1902, en la época de la guerra de los Bóeres, y en 1914 tenía menos de 300 miembros. Al fin de la guerra, cuatro años después, contaba con 10.000 enfermeras. Además, otras organizaciones formadas anteriormente tenían como propósito principal el cuidado de los miembros de las fuerzas armadas, como por ejemplo el Cuerpo de Caballería de Enfermería de Primeros Auxilios creado en 1907.

Enfermera charlando con un soldado herido.
Foto coloreada.
Basta apuntar que más de 200 enfermeras en el Servicio del Ejército británico perdieron sus vidas en la guerra. Las posibilidades que un soldado tenía de sobrevivir a las heridas eran mínimas sin la ayuda y abnegada dedicación mostrada por estas VALIENTES mujeres. 


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