Una embolia
pulmonar mandó a Nicolas Philibert a la sala de urgencias de
un hospital en enero de 2016. “Estuve a punto de morir”, dice el director y en cuanto se recuperó, tras tres semanas en cama
y otros cuatro meses de recuperación, decidió que su siguiente documental
estaría dedicado a los profesionales sanitarios.
“Me gusta grabar
a la gente mientras aprende. Las personas se convierten un cúmulo de emociones
cuando se enfrentan a lo que no conocen. En este caso, sienten miedo, pero
también un enorme deseo de ser mejores, de ser útiles, de ser grandes. El deseo
es el motor que mueve sus vidas en esos momentos. Un enfermero experimentado,
que sabe lo que hace y lo hace sin el menor atisbo de duda, no funciona ante mi
cámara”. Así es como ha dirigido el documental De chaque
instant, en castellano Cada momento.
La cámara de
Philibert, y con ella el espectador, acompaña a un grupo de novatos en todo su
proceso formativo. La precisión de las clases teóricas, el cuidado y
preocupación ante sus primeras maniobras médicas y su autoevaluación final tras
meses de esfuerzo trufados de reglas y protocolos que cumplir.
“Se preparan para
ejercer una de las profesiones más relevantes de la sociedad y también una de
las más despreciadas. El mundo actual te valora en función de lo que produces y
ellos, no están en el lado acertado. Por eso
solo son atractivos en ambientes como el porno”, lamenta el cineasta.
En España, los
enfermeros se enfrentan al cierre de miles de camas cada verano y a un déficit
de contratación.
La situación en
Francia no es muy diferente, pero el director ha optado por que su relato no
entre en reivindicaciones para centrarse en la mochila de emociones de sus
jóvenes protagonistas. “Hago mis películas desde la ignorancia. Prefiero
observar a una persona a pie de calle antes que incluir las declaraciones de un
experto. Cuando rodé El país de los sordos (1992),
aprendí la lengua de signos. No me gustan los intermediarios".
Estos estudiantes
de enfermería franceses, la mayoría en su veintena, bien podrían ser los
jóvenes alumnos de un colegio de la Francia rural que aparecieron en 2002 en Ser y tener, el título más exitoso de
Philibert y uno de los más grandes hitos en taquilla que el género del
documental ha dado al cine europeo. Se separaban por vez primera de sus
familias para emprender su propio viaje y entendían que ese gesto era una de
las partes más importantes de la vida. De nuevo, la belleza del aprendizaje era
uno de los temas centrales de su relato.
El francés no es
muy dado a las elipsis y muchas de las secuencias de sus películas se muestran
en bruto, sin saltar un solo plano. Si uno de los aprendices de De chaque instant necesita cinco minutos para
terminar de tomar la tensión correctamente en una de sus prácticas, el
espectador va a presenciar el proceso completo.
Philibert admite
que se siente identificado con ese mimo por el detalle que se exige a los
enfermeros, porque es el mismo que aplica a sus trabajos. “El prestar atención
a las cosas, sin buscar atajos, es clave en el cine y en la medicina, pero
también en las relaciones con nuestros seres queridos y en el resto de situaciones
de la vida. Es una necesidad universal”, defiende.
Consciente de que
es la audiencia y no él mismo quien encuentra el significado de sus películas,
el director admite una sugerencia. ¿Y si De chaque instant trata en realidad de
la empatía y de saber ponerse en la posición de otros? “Sin duda, la película
es un permanente encuentro con el prójimo, con alguien a quien no conoces, que
enfrenta cosas que no conoces, como el dolor o incluso la muerte”.
Dirección: Nicolas Philibert
Fotografía: Nicolas Philibert
Montaje: Nicolas Philibert
Sonido: Yolande Decarsin, Romain Ozanne
Producción: Denis Freyd
Compañía Productora: Archipel 35, France 3 Cinéma, Longride
Fotografía: Nicolas Philibert
Montaje: Nicolas Philibert
Sonido: Yolande Decarsin, Romain Ozanne
Producción: Denis Freyd
Compañía Productora: Archipel 35, France 3 Cinéma, Longride
Nicolas
Philibert
Nicolas Philibert nació en Nancy, Francia, en 1951. Estudió
Filosofía en la Universidad de Grenoble y, a los 19 años, fue asistente de
dirección y escenógrafo en la película Les Camisards, de René. Ha
trabajado con directores como Alain Tanner o Claude Goretta. Es considerado uno
de los grandes documentalistas de nuestro tiempo. Debutó en 1978 con La
voix de son maître, y entre los hitos de su extensa filmografía se
encuentran El país de los sordos (1992), Un animal,
dos animales (1996), la premiada Ser y tener (2002),
con la que obtuvo el Premio del Cine Europeo al Mejor Documental, el Prix Louis
Delluc y una nominación a los BAFTA, entre otros reconocimientos, y Nenette (2010).
Su último film, De chaque instant, fue estrenado en el Festival
de Locarno en 2018.
Más información y fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario